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CineBiografía

Bogart, Humphrey (1899-1957).

Humphrey Bogart junto a Ingrid Bergman, en una escena de Casablanca.

Actor de cine estadounidense, cuyo nombre completo era Humphrey DeForest Bogart, nacido en Nueva York el 23 de enero de 1899 y muerto en Beverly Hills (California) el 14 de enero de 1957.

Hijo rebelde de un cirujano, comenzó a estudiar medicina pero fue expulsado de la Universidad por falta de disciplina. Se enroló en la Marina, con la que participó en la Primera Guerra Mundial. Acabada ésta, comenzó una variada carrera teatral, primero como representante, luego como actor en Broadway. Marchó a Hollywood a principio de los años treinta, en busca de las oportunidades que ofrecía el cine sonoro a actores con buena voz. Desde sus primeros papeles, Bogart interpretó personajes con conexiones criminales (Río Arriba, 1930), en una especie de premonición de lo que sería su carrera futura.

Firmó un contrato con la omnipresente Warner Bros., con la que simultáneo sus películas con obras de teatro en Broadway; pero abandonó las tablas cuando, en 1936, interpretó El bosque petrificado, de Archie Mayo, basado en la exitosa obra de teatro de Robert Sherwood. Bogart dio vida a un gángster fugado de la prisión, Duke Mantee, papel que le otorgó una gran popularidad y la Warner, para asegurarse, le ofreció un contrato de 550 dólares por semana, lo que le convirtió en el actor no estrella mejor pagado de la industria cinematográfica.

Su trayectoria comenzó a ser prolífica; en apenas unos años apareció en 28 producciones de la Warner, casi todas ellas centradas en el mundo del hampa. En ciertas ocasiones se equivocó en la elección de los papeles, como fue el caso del soso fiscal del distrito en La mujer marcada, un extraño capataz en Amarga victoria, o un difícilmente imaginable zombie en He Return of Dr. X; pero su prestigio subió con memorables interpretaciones secundarias dentro del género negro o de gangsters.

En 1937, William Wyler le eligió para incorporar al Baby Face Martin de Calle sin salida, una típica muestra del cine social que Hollywood realizó en los años treinta, en el que los personajes son buenos o malos, no tienen término medio. La quintaesencia de este tipo de filmes fueron dos memorables obras maestras del género. Ángeles con caras sucias (1938), de Michael Curtiz, y Los violentos años veinte (1939), de Raoul Walsh, donde Bogart fue un oponente a la altura del opositor, James Cagney. En la primera fue uno más de los muchachos del Dead End; en la segunda, un veterano de guerra convertido, incapaz de conseguir trabajo honradamente, un gángster sin escrúpulos, que termina por traicionar a su amigo y compañero de trincheras (Cagney).

Compartió también protagonismo con George Raft en Pasión ciega (1940), un actor que fue fundamental para la carrera de Humphrey Bogart, pues en los dos años siguientes rechazó una serie de papeles que recayeron finalmente en “Bogie”. Tres películas lanzaron definitivamente a Bogart al estrellato. Fue un magistral Roy “Mad Dog” Earle en El último refugio (1941), un anti-héroe anacrónico, un gángster que, ni es un paranoico, ni un sediento de sangre, sino un hombre envejecido, cuya existencia al margen de la ley parece haber llegado a un límite, y que, utilizado y decepcionado, ya no cree en nada. Los jóvenes malhechores han reemplazado a los viejos profesionales de otros tiempos y Roy continuamente recuerda, nostálgico, los tiempos pasados. Bogart, dirigido por Raoul Walsh, se convirtió en un gran actor, perdió algunos de los tics de sus precedentes papeles de gángsters y ganó una sensibilidad poco habitual anteriormente, sobre todo, en las maravillosas escenas que le situaron al lado de la actriz Ida Lupino.

John Huston, debutante entonces, tras obtener la negativa de Raft llamó a Bogart para su mítica El halcón maltés (1941), y se convirtió en Sam Spade, el héroe de las novelas de Dashiell Hammett. En Casablanca (1942), de Michael Curtiz, fue de nuevo un hombre con pasado, enamorado, el patrón del Rick’s American Café, el cínico más encantador de la historia del cine, el alma de una película mítica por excelencia, con algunos de los momentos más bellos de la historia del cine.

Antes de Casablanca, Bogart era ya un actor cotizadísimo; firmó un contrato por siete años a razón de 2.750 dólares por semana. Intervino en algunos filmes de claro fin propagandístico -es tiempo de guerra-, y el mundo entero pudo admirar a “Bogie” en dos excelentes películas: Pasaje a Marsella, de Michael Curtiz, y Tener y no tener, de Howard Hawks. El filme de Curtiz posee, como su Casablanca, fines políticos y novelísticos. Se puede encontrar en él, el idealismo propio de los filmes de la Warner Bros. en aquella época, un innegable perfume de aventuras y la perfección típica de la producción hollywoodiense.

En Tener y no tener, Bogart, además de bordar su americano colaboracionista con la Francia libre, conoció a la que sería su cuarta y definitiva esposa: Lauren Bacall. Precisamente, las escenas de amor entre “Bogie” y la Bacall ensombrecen en muchos momentos las de acción, que en algunos casos son casi las mismas. Mítica es la escena en la que Bacall le dice a su futuro esposo: “si me necesitas, silba. Sabes como se silba, ¿no Harry? Tan sólo junta los labios y sopla”.

El romance de Bogart y Bacall fuera de la pantalla tuvo su continuación dentro de ésta. Fueron reunidos casualmente en tres ocasiones más por los avispados productores -y siempre con éxito- en El sueño eterno (1946), de Howard Hawks, Senda tenebrosa (1947), de Delmer Daves, y Cayo largo (1948), de John Huston. Con este último ya había rodado la magistral El tesoro de Sierra Madre (1947), en la que Bogart es uno de esos hombres, jóvenes o viejos, que han llegado al borde de la miseria, que se abalanzaran sobre el oro como hacia una obsesión y se volverán odiosos y desconfiados. El rostro de Bogart, como los del resto del reparto (Walter Huston, Tim Holt...), es un rostro surcado por las arrugas, por el cansancio, y las imágenes creadas por Huston, de un realismo seco, trágico, una obra maestra.

Los años siguientes al término de la guerra vieron una transformación en la imagen de Bogart. Así, llegó el momento de ser el Phillip Marlowe de Chandler en El sueño eterno, de Hawks; un oscuro anti-héroe en Callejón sin salida (1947), de John Cromwell; o En un lugar solitario (1950), de Nicholas Ray, película producida por su compañía Santana, la que, para muchos, fue su mejor interpretación.

En 1947, firmó un espectacular contrato con la Warner Bros., por el que no sólo percibió 200.000 dólares al año, sino que le otorgó la posibilidad de seleccionar los papeles, los directores y los guiones que quería para sus películas. Así, con su amigo John Huston rodó, en el Congo Belga, La reina de África, por la que consiguió el Oscar. La reina de África es una feliz combinación de aventura africana y comedia romántica que, aunque plena de acción, resulta casi teatral: dos protagonistas absolutos (Katherine Hepburn es la acompañante de “Bogie”) se enfrentan en un irrepetible e inteligente duelo de miradas y diálogos.

En 1954 dio un vuelco a su carrera cuando aceptó ser Linus Larrabee en Sabrina, de Billy Wilder, donde abandonó sus personajes de turbios pasados e inciertos futuros para ser un serio promotor del plástico, que se enamora perdidamente de una encantadora Audrey Hepburn. Ese mismo año fue el único hombre a la altura de los pies descalzos de María Vargas, interpretado por Ava Gardner, en La condesa descalza, de Joseph L. Mankiewicz. En 1956, Bogart ofreció su última prestación, su último cínico hierático, su última sesión, en Más dura será la caída, la mejor película de Mark Robson, y una obra maestra del género negro.

Humphrey Bogart murió a causa de un cáncer de esófago. Fue una breve pero penosa enfermedad que le impedía comer con normalidad. Había perdido muchos kilos, y también su sonrisa cínica y maliciosa.

Más que un actor, Bogart fue un mito. Su imagen ha trascendido a sus personajes y, aunque era un actor extraordinario, todos éstos tenían algo de su propia personalidad, de su carácter. Bogart supo crearse una rica y compleja imagen, un auténtico icono cultural y visual: expresión triste, semblante serio, eterno cigarrillo en la comisura de los labios, todo lo que un cínico necesita para poder aparentarlo.

Poco antes de que se cumpliera cincuenta años de su fallecimiento, la ciudad de Nueva York, donde naciera, le hizo un homenaje, pedido por aclamación popular, muy especial: poner su nombre a una plaza en la ciudad donde las calles no tienen nombre. Así, la confluencia de la calles 245W y la 103, entre Broadway y la West End Avenue, pasó a llamarse Bogart Place. La calle fue inaugurada el 25 de marzo de 2006.

Filmografía.

1930: El conquistador; Río arriba.
1931: Bad sister; Cuerpo y alma; El temerario; ¡Vaya mujeres!.
1932: Big city blues; Juventud moderna; Tres vidas de mujer.
1934: Midnight.
1936: Balas o votos; China clipper; Isle of fury; El bosque petrificado; Two against the world.
1937: Black legion; Callejón sin salida; He great O’Malley; Kid Galahad; La mujer marcada; San Quentin; Siempre Eva.
1938: Ángeles con caras sucias; He amazing doctor Clitterhouse; Crime school; Men are such fools; Racket busters; Swing your lady.
1939: Amarga Victoria; Los violentos años veinte; Invisible stripes; King of the underworld; He Oklahoma kid; He return of Dr. X; You can’t get away with murder.
1940: Pasión ciega; Oro, amor y sangre; Brother orchid; It all came true.
1941: El último refugio; El halcón maltés; He wagons roll at night.
1942: Casablanca; A través de la noche; Across the pacific; He big shot; In this our life.
1943: Acción en el Atlántico norte; Sahara; Thank your lucky stars.
1944: Pasaje a Marsella; Tener y no tener.
1945: Retorno al abismo.
1946: El sueño eterno; Two guys from Milwaukee.
1947: Senda tenebrosa; Callejón sin salida; Las dos señoras Carroll.
1948: El tesoro de Sierra Madre; Cayo largo Always together.
1949: Llamad a cualquier puerta; Secuestro.
1950: Una llamada en el espacio; En un lugar solitario.
1951: La reina de África; Sin conciencia; Siroco.
1952: El cuarto poder; Camino a Bali (cameo).
1953: Battle circus; La lotería del amor.
1954: La condesa descalza; Sabrina; La burla del diablo; El motín del Caine.
1955: Horas desesperadas; La mano izquierda de Dios; No somos ángeles.
1956: Más dura será la caída.

Producciones con secuencias de sus filmes o grabaciones de época:

1988: Going Hollywood: He war years.
1989: Entertaining the troops.

Bibliografía.

  • HYAMS, Joe. Humphrey Bogart. (Barcelona: Grijalbo, 1970).

  • MARINERO, Manuel. Humphrey Bogart. (Madrid: Ediciones JC, 1980).

  • PEREZ BASTÍAS, Luis. Humphrey Bogart. El rebelde sin tregua. (Barcelona: Royal Books, 1995).

  • SKLAR, Robert: City boys: Cagney, Bogart, Garfield. (Princenton: Princenton University Press, 1992).

  • PASSEK, Jean-Luc, et al., Diccionario del cine, Librairie Larousse, 1986. Versión española: URABAYEN CASCANTE, Miguel, et al., Madrid, Ediciones Rialp, S.A., 1991

  • LÓPEZ, José Luis, Diccionario de actores, Madrid, Ediciones JC, 1983.

J. C. Paredes

Autor

  • JCP..