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LiteraturaBiografía

Blasco, Sofía (s. XIX-XX).

Dramaturga, ensayista, periodista y actriz española, nacida a finales del siglo XIX. Como ocurre en el caso de tantas otras mujeres célebres de su tiempo, los escasos datos biográficos que, acerca de ella, han llegado hasta nuestros días están referidos a las figuras masculinas que poblaron su entorno inmediato. En su caso, los estudiosos del teatro español inciden en la condición de dramaturgo que ostentó su padre (el escritor y periodista zaragozano Eusebio Blasco), circunstancia que, al parecer, fue decisiva a la hora de inclinar a la joven Sofía Blasco al cultivo de la creación literaria. Asimismo, esta vinculación al Arte de Talía que vivió en su casa desde que era una niña la impulsó a dedicarse profesionalmente a la interpretación teatral.

Tampoco debió de hallar grandes dificultades a la hora de ejercer el periodismo en calidad de colaboradora en algunos medios de comunicación como Mujer y La Libertad, donde, bajo el pseudónimo de "Libertad Castilla", publicó numerosos artículos en defensa de la causa feminista durante la década de los años Veinte. Posteriormente, llegó a asumir la dirección del semanario La Revista Azul.

Al tiempo que ejercía esta fecunda actividad periodística, Sofía Blanco comenzó a estrenar una serie de composiciones dramáticas que, encuadradas dentro de la corriente estética de ese teatro amable y comercial -sin demasiadas pretensiones intelectuales- vigente en el primer tercio del siglo XX, le reportaron un considerable prestigio como autora dramática. La primera de estas obras teatrales de Sofía Blanco, titulada Rayo de luz, fue llevada a las tablas en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián el día 15 de abril de 1925, con motivo de una función benéfica en pro del Asilo de Niñas Ciegas de San Rafael. Se trata de una comedia compuesta de tres actos que, al parecer, cosechó un clamoroso triunfo entre el público asistente.

Un año después (concretamente, el día 24 de junio de 1926), en el mismo escenario donostiarra, la compañía Vila estrenó la segunda obra de Sofía Blasco, una comedia titulada Marquesa de Arnoldy. Según la reseña aparecida en el diario ABC del día posterior al del estreno, esta pieza dramática también fue saludada con grandes ovaciones por parte del público congregado. A pesar del relieve que dio este diario a las dos piezas teatrales estrenadas hasta entonces por Sofía Blasco, lo cierto es que ninguna de ellas mereció los honores de la imprenta.

Su tercer estreno estuvo protagonizado por La posada del reloj, una comedia puesta en escena en Santander a finales de 1927. El citado rotativo madrileño, presente en todos los estrenos de Sofía Blasco, se encargó de puntualizar -en su siempre elogiosa reseña- que esta obra no era un texto original de la escritora, sino una refundición de una antigua comedia de su padre que, bajo el título de La posada de Lucas, había sido estrenada en Madrid en 1880.

En 19 de junio de 1930 Sofía Blasco volvió a los escenarios para presentar (esta vez, sobre las tablas del Teatro Infanta Isabel, de Madrid), una comedia compuesta de tres actos que llevaba por título Hacia la vida. La puesta en escena de esta obra fue llevada a cabo por un grupo de aficionados que, en consideración a la gran amistad que les unía con la autora, decidieron ayudarla en su desesperado intento por triunfar como dramaturga en la capital de España. Y es que, hasta entonces, Sofía Blasco sólo había estrenado en provincias, lo que constituía un bagaje realmente pobre para cualquier dramaturgo que, como le ocurría a la sazón a la escritora, pretendiera vivir del fruto de sus obras teatrales. Las informaciones periodísticas que contribuyeron a promover este deseo de Sofía Blasco (tanto alguna elogiosa antecrítica como las inevitables reseñas posteriores al estreno de Hacia la vida) coincidieron en destacar el buen dominio de las técnicas teatrales demostrado por la hija del añorado Eugenio Blasco, especialmente manifiesto en la frescura de los diálogos y en la fluidez del desarrollo argumental.

Con todo, y a pesar de su exitoso estreno, el texto de esta pieza tampoco pasó por la imprenta, y lo mismo le ocurrió al de su obra siguiente, titulada Una tarde a modas. Realmente, esta comedia compuesta de tres actos constituyó el verdadero estreno oficial de Sofía Blasco ante la severa crítica y el selecto público de la capital de España, pues hay que tener en cuenta que su anterior obra había sido puesta en escena por una compañía de aficionados que sólo pretendía homenajear y promocionar a la escritora. Pero Una tarde a modas se presentó, con todos los honores de un estreno teatral de primer orden, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el día 12 de diciembre de 1931, precedida de una interesante antecrítica que la propia autora publicó en el diario ABC, donde definió su trabajo como "una comedia elegante, muy femenina, "muy de mujer", sin trascendencias ni grandes conflictos, muy humana y escrita en tres tardes seguidas, con el solo propósito de hacer pasar agradablemente el rato". Si realmente eran éstas sus únicas pretensiones, hay que conceder a Sofía Blasco un triunfo inapelable, ya que la crítica contemporánea fue unánime a la hora de elogiar la ligereza y amenidad de esta pieza, recibida como un mero pasatiempo que, a pesar de sus escasas aspiraciones intelectuales, había sido construido con esmero y eficacia; asimismo, las reseñas periodísticas alabaron también la condición de actriz exhibida por Sofía Blanco, que en la representación encarnaba a uno de sus personajes.

El 24 de junio de 1932, en el Teatro de la Comedia de Madrid, la dramaturga recitó su monólogo cómico titulado Las ilusiones de Amanda, acto que halló también una espléndida acogida en las secciones culturales de los medios de comunicación de la capital. Ante la relevancia que empezaba a cobrar su nombre en los principales foros teatrales del país, Sofía Blasco decidió que era el momento adecuado para imprimir un giro temático y genérico en su carrera literaria, y abandonar el cultivo de la comedia ligera para enfrascarse en obras de mayor trascendencia humana y más hondo calado social. Así las cosas, el día 26 de septiembre de 1933 presentó en el Teatro Chueca de Madrid, en manos de la compañía Moreno-Nogueras, la obra titulada Redención, una comedia de marcado carácter social y acusado acento cristiano que -hay que decirlo cuanto antes- constituyó un ruidoso fracaso. Al parecer, tanto el público como la crítica preferían las piezas livianas de la escritora (en cuya factura, no siempre fácil, se había revelado como una excelente maestra) a este nuevo rumbo, mucho más ambicioso, que había tomado su producción teatral, en el que se podía apreciar su ingenuidad a la hora de analizar los conflictos socio-políticos del país.

Según el magnífico estudio de Pilar Nieva de la Paz sobre el teatro español femenino del primer tercio del siglo XX (vid., infra, "Bibliografía"), Sofía Blasco escribió también una obra teatral titulada El pan cotidiano, pieza de la que, en la actualidad, no se recuerda dato alguno. Además, y al margen de su fecunda labor teatral, conviene recordar que en el trascurso de la Guerra Civil escribió y publicó en París una especie de diario literario-ensayístico titulado Peuple d'Espagne: journal de guerre de "La Madrecita" (París: Ed. de la Nouvelle Revue Critique, 1938).

Bibliografía.

  • - HORMIGÓN, Juan Antonio (dir.) Autoras en la Historia del Teatro Español (1500-1994). (Madrid: Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena de España, 1996). 2 Vols.

- NIEVA DE LA PAZ, Pilar. Autoras dramáticas españolas entre 1918 y 1936. (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones científicas, 1993).

Autor

  • JR.