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PolíticaLiteraturaBiografía

Bilbao Barquín, Francisco (1823-1865).

Ensayista y político chileno, nacido en Santiago el 9 de enero de 1823 y fallecido en Buenos Aires (Argentina) el 18 de mayo de 1865. A pesar de su breve existencia (falleció a los cuarenta y un años de edad), dejó un lúcido y audaz legado ensayístico que, sumado a sus acciones públicas en defensa de la libertad de pensamiento y la independencia política de los países hispanoamericanos, le convierte en uno de los primeros abanderados de la lucha contra las ideologías reaccionarias y el colonialismo imperialista de Europa y Estados Unidos.

Su temprana vocación literaria y sus no menos precoces ideas liberales llevaron al joven Francisco Bilbao a integrarse, cuando aún no había alcanzado los veinte años de edad, en la Sociedad Literaria de Santiago, un colectivo de impetuosos creadores que, desde sus radicales planteamientos juveniles, tenían como principal objetivo combatir contra el conservadurismo establecido en la sociedad chilena. Alentado por la unidad del grupo, dos años después irrumpió en el panorama literario de su pueblo con la publicación del virulento ensayo titulado La sociabilidad chilena (aparecido entre las páginas del diario El Crepúsculo, de Santiago de Chile, en 1844), una opera prima en la que Bilbao Barquín se presentaba como un furibundo librepensador que arremetía, de forma implacable, contra todos los dogmas fundamentales del catolicismo. Como era de esperar, este ensayo causó una profunda conmoción en la puritana sociedad santiaguina, que enseguida movió sus resortes más conservadores y autoritarios para conseguir que el joven autor fuera condenado en los tribunales de justicia por blasfemo e inmoral, y expulsado del Instituto Nacional, donde Bilbao cursaba, a la sazón, sus estudios de Leyes.

Así las cosas, el joven ensayista abandonó su país natal con destino a Europa para establecerse durante algunos años en Francia, donde, al amparo del magisterio y la amistad de algunas de las grandes figuras del pensamiento, la ciencia, la política y la literatura del momento (como Arago, Dumas, Michelet, Lamennaisy Edgar Quinet), consolidó las influencias que ya había recibido en Chile, durante sus años de estudiante, del ideario revolucionario francés. Y tanto se implicó en la ideología liberal de sus amigos y mentores, que en 1848 tomó parte activa en los movimientos revolucionarios desatados en la capital francesa.

Dos años después, ya de nuevo en Chile, Francisco Bilbao continuó desarrollando una intensa campaña liberal que le llevó a fundar, en compañía del periodista, ensayista y político Santiago Arcos Arlegui, la "Sociedad de la Igualdad", un colectivo popular que, años más tarde, sería reconocido como la primera asociación democrática de la historia de Chile. Como pilares básicos de su ideario, la "Sociedad de la Igualdad" contaba con estos tres criterios de admisión propuestos por el propio Bilbao Barquín, que debían ser profesados por cualquier socio en el momento de su ingreso:

1.- El reconocimiento de la razón como principio soberano que impone su autoridad sobre cualquier otra autoridad.

2.- El reconocimiento del pueblo como depositario de una soberanía de la que ha de surgir cualquier actividad política.

3.- La práctica del amor y la fraternidad universal como fundamento de cualquier conducta moral.

Si la publicación de La sociabilidad chilena había removido los cimientos del conservadurismo ideológico y político santiaguino, no es de extrañar que la fundación de la "Sociedad de la Igualdad" fuera considerada como un escándalo de proporciones mayúsculas por parte de las autoridades más reaccionarias del país, que en noviembre de aquel año de 1850 prohibieron las reuniones de los librepensadores encabezados por Bilbao y Arcos, y llegaron a decretar el estado de sitio en la capital chilena. Ante el cariz que estaban tomando sus iniciativas, agravadas por la difusión, en el transcurso de aquel mismo año, de un nuevo folleto revolucionario de Francisco Bilbao presentado bajo el título de Boletines del espíritu (donde, entre otras "provocaciones", negaba la existencia del pecado original y la naturaleza divina de Jesucristo), el ensayista de Santiago hubo de permanecer oculto por espacio de unos meses, período de tiempo en el que no dejó escapar la ocasión de colaborar, desde la clandestinidad, en la preparación del fracasado pronunciamiento de abril de 1851.

Por zafarse de la violenta represión desatada contra los conspiradores, Francisco Bilbao volvió a tomar el camino del exilio, esta vez en dirección al Perú, en cuya capital se afincó durante algunos años. Allí siguió trabajando de forma incansable en la formulación de una ideología política basada en el respeto de la soberanía popular, la libre elección del pueblo y la exigencia a los gobernantes del cumplimiento de sus deberes, ideas que quedaron bien plasmadas en uno de los libros que, junto con Los mensajes de un proscripto y Vida de Santa Rosa de Lima, dio a la imprenta en la capital peruana. Se trata del ensayo titulado El gobierno de la libertad (Lima, 1855), obra que, ya desde su significativo encabezamiento, muestra a las claras el talante democrático del valeroso escritor santiaguino.

En 1856, Francisco Bilbao volvió a cruzar el océano Atlántico para establecerse de nuevo en París, donde, el día 22 de junio, pronunció su célebre conferencia titulada "Iniciativa de la América. Idea de un Congreso Federal de las Repúblicas", poco después impresa en formato de libro (París, 1856). En este texto, el ensayista chileno se anticipó a los grandes pensadores izquierdistas de finales del siglo XIX y comienzos de la siguiente centuria en la utilización de la expresión "América Latina", que en la pluma de Bilbao Barquín englobaba la necesaria búsqueda de una identidad propia despojada de las injerencias colonialistas e imperialistas procedentes de Europa y Norteamérica. Además, el autor proponía la configuración de una gran república federal que, bajo el nombre de América del Sur, se encargaría de salvaguardar la independencia de cada territorio autónomo, siempre desde los presupuestos del racionalismo ideológico y la política republicana. Al mismo tiempo, Francisco Bilbao rechazaba en su conferencia los conceptos de civilización y progreso cuando son utilizados como meros pretextos para los intereses imperialistas foráneos o la consolidación de las castas hegemónicas locales.

Frente al pensamiento de otros teóricos de la realidad socio-política sudamericana del siglo XIX, que tenían una visión más bien pesimista de Hispanoamérica, Bilbao Barquín se distinguió por su firme convicción en las posibilidades de desarrollo autóctono de cada uno de estos territorios, en el seno de una magna unión a la que se oponían -según el ensayista chileno- dos tentativas imperialistas principales: la de Rusia y la de los Estados Unidos de América. Pero, ante los acontecimientos históricos más recientes (la invasión de México en 1847; la proclamación de William Walker como presidente de Nicaragua, con el reconocimiento inmediato de su gobierno por parte de los Estados Unidos; y los enfrentamientos por el control de Panamá y el dominio de las rutas marítimas entre los dos océanos), Francisco Bilbao puso especial énfasis en la necesidad de limitar el afán expansivo del poderoso vecino del Norte, lo que, en su opinión, sólo sería posible merced a la creación y consolidación de una firme república latinoamericana. En este sentido, el ensayista de Santiago de Chile pasa por ser uno de los primeros analistas del panorama político internacional que supo advertir sobre los proyectos de dominación mundial que, bajo un simulado pretexto civilizador y proteccionista, albergaban los Estados Unidos de América.

Al mismo tiempo, y a través de un nuevo ensayo publicado por aquellos días ("La república en Sudamérica", aparecido en La Libre Recherche, de Bruselas, en 1856), Bilbao Barquín alertaba contra la perniciosa influencia de los dogmas católicos que, procedentes de Europa, venían a contaminar el racionalismo imprescindible para poner en marcha el definitivo desarrollo de Hispanoamérica. En su proyecto visionario de una gran república latinoamericana, tanto el acoso material de rusos y norteamericanos como el pernicioso influjo moral de Europa constituían los escollos más serios a la hora de establecer sus ideales de soberanía popular, autonomía, racionalismo y anticolonialismo.

La escasa acogida que merecieron sus propuestas en los diferentes territorios hispanoamericanos no le desanimó a la hora de seguir postulando la necesidad de alcanzar la unión, idea a la que retornó con nuevos bríos en 1862, después de que Francia invadiera México y España reconquistara Santo Domingo. Así, a comienzos de los años sesenta dio a la imprenta en Argentina un nuevo ensayo, La América en peligro (Buenos Aires, 1864), en el que volvía a llamar la atención sobre los intereses imperialistas en Hispanoamérica, ahora capitaneados por el expansionismo colonial europeo. En coherencia con esta alarma, Francisco Bilbao renunciaba por medio de esta obra a los lazos intelectuales y espirituales que hasta entonces le habían ligado a la cultura francesa, para postular un nuevo racionalismo de corte historicista y neohegeliano que centraba en la crítica a la religión el fundamento de cualquier sistema de conocimiento. Ello quedó patente no sólo en una de sus obras anteriores, La ley de la historia (1858), sino también el un lúcido ensayo que, a la postre, fue su obra postrera: El evangelio americano (Buenos Aires, 1864). En líneas generales, el problema religioso adoptó en la obra de Francisco Bilbao dos formas radicalmente opuestas: por un lado, su acentuado racionalismo le impulsó a publicar algunos de los más virulentos ataques que hasta entonces se habían escrito contra la Iglesia Católica; por otra parte, su necesidad de buscar un referente espiritual adecuado le llevó a caer, en ocasiones, en un peculiar estado de misticismo que justifica algunos textos tan peregrinos, en el conjunto de su producción impresa, como la Vida de Santa de Lima.

Un año después de la desaparición de Francisco Bilbao Barquí vieron la luz, editadas en dos volúmenes, sus Obras completas (Buenos Aires, 1866). Al cabo de treinta años, Pedro Pablo Figueroa volvió a ofrecer una nueva semblanza global del legado impreso del ensayista chileno, publicada también bajo el título de Obras completas (Santiago: Imprenta El Correo, 1897).

Véase Chile: Literatura.

Bibliografía

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- DONOSO, Armando. Bilbao y su tiempo (Santiago: Ed. Zig-Zag, 1933).

---------------, El pensamiento vivo de Bilbao (Santiago: Nascimento, 1940).

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J. R. Fernández de Cano.

Autor

  • JR