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BiografíaFotografía

Biasi, Mario de (1923-2013).

Fotógrafo italiano nacido en Sois, junto a Belluno (Italia) el 2 de junio de 1923 y fallecido en Milan, Italia el 27 de mayo de 2013.

Vida

Mario de Biasi pertenece al grupo de fotógrafos italianos que, trabajando de manera autónoma en el campo de la fotografía periodística, encontró fuera de su país su afirmación profesional para volver a Italia rodeado de un merecido éxito: “De Biasi forma parte de la generación de jóvenes que reveló al mundo las posibilidades renovadoras de la fotografía italiana. Partió de la estética de la imagen única con preocupaciones esencialmente formales y se encaminó hacia un lenguaje hecho de espontaneidad y de comunicación inmediata, un lenguaje que es fundamentalmente el del reportaje”. Mas de treinta años de carrera espléndida, que han llenado con sus imágenes centenares de portadas, colaboraciones especiales, publicaciones en revistas de prestigio..., ponen de manifiesto una carrera envidiable en el campo del fotoperiodismo.

Su juventud no fue fácil. A los diez años moría su madre y tuvo que trasladarse a Milán con una hermana mayor. Cuando ésta abandonó la capital lombarda para establecerse en Suiza, el joven Mario inició su andadura en solitario trabajando como técnico de radio, con tan sólo dieciséis años. Sufrió de cerca el fascismo, la guerra, la oposición, las organizaciones clandestinas... y los campos de trabajo alemanes; fue allí donde se produjo su primer contacto con la fotografía al encontrar entre los escombros de una casa bombardeada todo un “laboratorio fotográfico” -plancha de contactos, químicos, cajas de papel-, de manera de cuando regresó a su Italia natal continuó con esta afición que sería más tarde su verdadera vocación. En 1948 su conocimiento del medio era más que prometedor o, al menos, así lo intuyó el “Circolo Fotografico Milanese” que organizó una exposición con su obra, setenta y cinco fotografías que intentaban reflejar “la inmediatez de la notación y la sinceridad del sentimiento” como filosofía de trabajo. La exposición fue un fracaso pero abandonar sin luchar no era su estilo, de modo que, siguió preparándose, continuó trabajando y sus semillas empezaron a dar resultado: su trabajo apareció publicado en revistas fotográficas.

En 1952 organizó una exposición en el V Salón Internacional de Fotografías y con algunas de ellas se acercó a una revista recién fundada, Época, que le compró diez fotografías y a partir de este momento, mediados de enero de 1953, se inició su estrecha relación con una de las publicaciones más prestigiosas de Italia, tanto es así que su vida profesional ha girado siempre en torno a Época con la que ha mantenido no sólo una automática relación profesional sino una perfecta simbiosis ideal y sentimental y, para ella ha captado imágenes documentales de tal fuerza y riesgo como la Guerra del Vietnam, la guerra árabe-israelí de 1973, los funerales de Tito, la insurrección de Praga, los viajes del Papa, los terremotos de Sicilia y Managua, o el cráter del Etna, donde corrió el peligro de asfixiarse por acercarse en exceso. Pero su trabajo fue tan espectacular que se le dedicó la portada y veinte páginas. El éxito superó previsiones e incluso decenas de niños mandaban a la redacción dibujos inspirados en sus fotografías.

Y aunque el peligro y la emoción de la imagen periodística fueran sus mejores compañeras de viaje, también realizó para Época otras tomas de mayor serenidad y densidad artística como “Los grandes parques de Europa”, “Las ciudades más bellas del mundo”, “Querida Italia”, “Los problemas de las grandes ciudades”, “Los lugares de la literatura”, “Los grandes de la música” o “Lugares imaginarios de escritores”.

Pero no sólo eso, Biasi demostró gran talento en otros campos de la fotografía como el retrato y la imagen deportiva e industrial. Las imágenes atrapadas por la cámara de este italiano están dotadas de gran densidad emotiva y nítida expresividad. En ellas se conjuga hábilmente el dominio del técnico, la garra del periodista y la sensibilidad del artista.

En sus tomas, los elementos estructurales de la imagen, la simetría, el equilibrio, la originalidad del encuadre y el estudio de la perspectiva se manifiestan fundamentales, dando como resultado una colosal producción a la que se han otorgado cientos de premios, el último de ellos en 1982, el “Saint Vincent” de periodismo. Pero su obra no es un puro ejercicio de estilo, la ironía con que trata algunos referentes, la dureza con la que representa el trabajo, la lírica con la que refleja la infancia o la maternidad o la poesía que emana de sus fotos de naturaleza, no pueden ser sólo resultado de un adquirido dominio del lenguaje sino, sobre todo, de una innata intuición artística.

Dada su polifacética obra que recorre desde el retrato a la ilustración, desde la foto de guerra a la foto industrial, pasando por el cine y el paisaje, resulta difícil encuadrar a Biasi en alguna categoría que lo defina. Quizá una nota que caracterice a este hombre tan difícil de asir sea su frenética pasión por transformar en imágenes todo lo que ve sin desperdiciar ocasión alguna: su mundo es la fotografía y sus ojos parecen ver sólo a través del objetivo de su cámara. La realidad sólo parece existir para él si puede ser traducida en imágenes.

Obra

Budapest, 1956. Blanco y negro
Quizá una de las imágenes más sorprendentes del autor sea ésta tomada en Bucarest, en la que sobre el asfalto yace una víctima de la violencia. El original encuadre es el que dota a la imagen de la fuerza que posee. Un cadáver cortado a la altura de la rodilla y un grupo de curiosos alrededor, personajes anónimos de un espectáculo sangriento cuyas cabezas han sido deliberadamente eliminadas de la toma, mientras en primer término la pierna de uno de ellos parece dirigirse con violencia hacia la cara del que yace sin vida.

Terremoto en Persia, 1965. Blanco y negro
La imagen fotoperiodística encontró en Biasi uno de sus mejores representantes. Para Época realizó esta toma de fuerza sobrecogedora en la que un niño, afectado por la tragedia y en brazos de su madre, llora desconsolado mientras su mirada se aleja por la izquierda del objetivo del fotógrafo. El encuadre ha fragmentado los elementos que podrían desvirtuar el significado final de la toma, la cabeza de la mujer no aparece, tan sólo sus manos asiendo al pequeño de la cabeza y el vientre, nada alrededor, sólo la imagen de dolor de una criatura víctima de los desafíos de la naturaleza.

Doha-Qatar, 1982. Color
La luz del ocaso, el color y el movimiento son los elementos fundamentales para una imagen en la que la tranquilidad de tres personas conversando, en primer plano, no se ve alterada por el trasiego de barcos (en movimiento) que navegan tras ellos ni por la explosión de luces artificiales que alumbran la ciudad en último término. La composición coloca a los sujetos en el centro inferior de la imagen, en tanto que la línea del horizonte, en el centro perfecto de la toma, separa el cielo del mar, aspecto éste apoyado en la diferente tonalidad del color de ambos medios.

Paisaje andaluz, 1982. Color
Toma donde el estudio de la perspectiva y la simetría de las líneas trazadas por los campos de trigo recién segados, se ven acentuadas por la verticalidad de unas construcciones metálicas que apuntan hacia el cielo. La luz de mediodía refleja una riqueza cromática que pasa de la calidez del amarillo pajizo a la frialdad del azul del cielo pasando por el verde intermedio de los campos segados. El encuadre coloca la línea del horizonte muy por encima del eje horizontal de la toma, al tiempo que las construcciones, lejos de estar en el centro, se sitúan en la parte superior izquierda consiguiendo una acentuada profundidad.

Bibliografía

  • BIASI, Mario de. 36 anni di fotografia. Veniano, 1982.

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Autor

  • Enciclonet