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EsculturaBiografía

Berruguete, Alonso (ca.1488-1561).

Alonso Berruguete.

Escultor español, del círculo castellano, nacido en Paredes de Nava (Palencia) hacia 1488 y muerto en Toledo, entre el 13 y el 26 de septiembre de 1561. Fue hijo del pintor Pedro de Berruguete, introductor de las formas renacentistas en la pintura española. Es considerado una de las figuras claves de la escultura española del Renacimiento. Se formó con su padre como pintor, actividad que alternó siempre con la de escultor.

Los primeros años de su vida son confusos; existe una primera noticia documental de 1504 cuando, muerto su padre, su madre, Elvira González, fue nombrada curadora de sus bienes. Este primer período se cierra en el año 1507, año en el que realiza un viaje formativo a Italia, donde parece que estuvo en contacto con el círculo de Miguel Ángel, artista del que realiza una copia de Laocoonte. La larga estancia en este país le permitió conocer no sólo la obra de Miguel Ángel, por la que sentía una profunda admiración, sino también las realizadas por Donatello, Leonardo da Vinci, Filippino Lippi, Bandinelli y Jacobo Sansovino. Según Vasari, Berruguete estuvo en Florencia y Roma, ciudad en la que terminó un cuadro de Filippino Lippi y realizó la copia de Laocoonte; en Florencia estudió la obra de Masaccio en la Capilla Brancacci, y la Batalla de Cascina en el Palazzio Vecchio. Los estudiosos han querido identificarlo con el joven español que nombra Miguel Ángel en algunas de sus cartas. Lo que parece evidente es que gozó de la protección de Bramante, debido a la relación de su padre, Pedro de Berruguete, con la corte de Urbino, y que en los círculos artísticos florentinos gozaba de un prestigio de hombre genial.

Su estilo, que desarrolla un arte expresivo de imágenes desgarradas, muestra el fuerte temperamento del artista. Es evidente su relación con los talleres de Leonardo y su escuela, así como con los de Miguel Ángel, artista al que admiraba. Sin embargo, mantuvo un arte personalísimo, en el que se conjugaba lo aprendido de los grandes maestros en Italia, con lo aprendido en Castilla antes de su viaje. Un profundo espiritualismo domina todo su arte, con imágenes cuyas formas atormentadas se relacionan con la tradición gótica hispana. Los defectos de talla son paliados por una policromía puesta al servicio del realismo.

Se desconoce la fecha exacta de su regreso a Castilla, probablemente entre 1517 y 1518. En 1519 se encontraba instalado en Valladolid al servicio de Carlos V, momento en el que se le encargó la pintura de quince historias para la Capilla Real de Granada y la realización del Sepulcro del cardenal Selvagio en Zaragoza, para cuyo trabajo contó con Felipe Bigarny. En estos momentos la documentación lo cita como pintor del rey formando parte del séquito real. Como servidor del rey se encargó del engalanamiento de la nao real que trasladó al emperador desde La Coruña hasta Flandes. En 1520, cuando embarcó el emperador, él permaneció enfermo en la Coruña.

En 1523 se instaló definitivamente en Valladolid, al ser nombrado escribano de la Audiencia de esta ciudad, cargo que desempeñó con irregularidad y que se vio obligado a abandonar en 1542. En 1526 contrajo matrimonio con Juana de Pereda, vecina de Medina de Rioseco, con la que tuvo cuatro hijos: Alonso, Luisa, Petronila y Pedro. El resto de su vida gozó de una desahogada situación económica.

En 1523 recibió su primer encargo en Valladolid, el Retablo de La Mejorada de Olmedo (Museo Nacional de Escultura de Valladolid), realizado con una traza plateresca donde ya muestra plenamente su característico estilo. De 1526 es el Retablo de San Benito de Valladolid (Museo Nacional de Escultura), obra finalizada en 1532 y en la que se encargó de la imaginería, los relieves y las pinturas; en ella destaca el dramático Cristo en el Calvario. Tras este trabajo, su fama como el mejor escultor de la escuela castellana quedó perfectamente consolidada.

En 1529 trazó el Retablo mayor del Colegio de los Irlandeses de Salamanca. De 1537 es la Adoración de los Reyes de la iglesia de Santiago de Valladolid, con un impresionante retablo central dedicado a la Epifanía. Todas estas obras le han valido, con toda justicia, ser considerado el creador de la gran escuela vallisoletana de escultura, tan importante sobre todo en el Barroco español.

En 1535, el cardenal Tavera fue designado arzobispo de Toledo. Éste llamó a Berruguete, a esta ciudad, para trabajar en algunos proyectos del cardenal. En 1539 contrató la realización de la sillería del lado de la Epístola de la catedral; las del lado del Evangelio fueron encargadas a Felipe Bigarny. La obra, que le ocupó hasta 1548, es sin duda la más importante de su carrera y fue realizada con ayuda de sus discípulos. Es obra personalísima y de gran genio artístico, en la que utiliza el nogal y el alabastro, que deja sin policromar. La muerte, en 1545, del cardenal Tavera, impidió que siguiera trabajando en Toledo.

Entre sus últimas obras se encuentran el Retablo de la Visitación de la iglesia de Santa Úrsula de Toledo (1546), el Retablo de la iglesia de Santiago en Cáceres (1557), y el Sepulcro del cardenal Tavera (1554), situado en el Hospital Tavera de Toledo.

En los últimos años de su vida adquirió el señorío de Villatoquite, cerca de Paredes de Nava, donde instaló su casa y su taller. Pero en 1557 renunció a este señorío y adquirió el de Ventosa de la Cuesta (Valladolid), en cuya iglesia fue sepultado en 1561.

Obra pictórica

Su formación artística es la de pintor, aunque se le conoce más por su obra de escultor, pese a lo cual no hay que desechar la importancia de su pintura. Su obra documentada es escasa. Las referencias que hace Vasari de sus obras italianas, y el análisis de las obras atribuidas en Castilla, manifiestan la fuerte influencia de los círculos leonardescos y su acercamiento al arte de Rosso Fiorentino y Beccafumi, por lo que se le considera como uno de los creadores del manierismo florentino. En este momento se le atribuyen obras como: La Virgen y Santa Isabel, de la galería Broghese, Salomé, de los Uffizi, un retrato del Museo de Viena y una Virgen del Museo de Munich.

Obra escultórica

Su actividad como escultor se inició al llegar a Castilla. Azcárate señala cómo pudo ser la falta de apreciación a su pintura manierista lo que le inclinó hacía la escultura. La influencia italiana todavía sobrevivió en algunas de sus primeras obras como el Sepulcro del cardenal Selvagio, sin embargo, en el retablo de La Mejorada se advierte ya un estilo dramático propio del resto de su producción y totalmente enraizado en las tradiciones artísticas castellanas.

Pese a que no se conservan muchas obras de este autor, su labor es fundamental para la posterior evolución de la escultura castellana. Su obra en el coro de la catedral de Toledo, realizada en colaboración, formó en este estilo a importantes artistas.

Bibliografía

  • AZCÁRATE RISTORI, J.M.: Alonso de Berruguete. (Madrid, CSIC, 1963).

  • CAMÓN AZNAR, J.: Alonso de Berruguete. (Madrid, Espasa-Calpe, 1979).

  • CHECA CREMADES, F.: Pintura y escultura del Renacimiento en España, 1450-1600. (Madrid, Cátedra, 1983).

  • GAYA NUÑO, J.A.: Alonso de Berruguete en Toledo. (Barcelona, 1959).

  • MATEO GÓMEZ, I.: La sillería del coro de la catedral de Toledo. (Toledo, 1980).

  • PARRADO DE OLMO, J.M.: Los escultores seguidores de Berruguete en Ávila. (Ávila, 1981).

  • PARRADO DE OLMO, J.M.: Los escultores seguidores de Berruguete en Palencia. (Valladolid, 1981).

E. Alegre Carvajal.

Autor

  • Esther Alegre Carvajal. modificado