Berkovitz, Michael (1954-VVVV).
Jugador de baloncesto israelí nacido el 17 de febrero de 1954 en Kfar Saba. Máximo representante del baloncesto israelí en todo el mundo, ha pasado a la historia de este deporte como un jugador genial, mortífero en los lanzamientos y con una finta explosiva que le permitía zafarse hábilmente de sus defensores. La fama alcanzada en su país, donde es casi un mito, ha trascendido las fronteras, y es una figura reverenciada por todo el baloncesto europeo. Ha sido campeón de liga en diecinueve ocasiones, diecisiete veces campeón de Copa, dos veces Campeón de Europa (1977 y 81) y medalla de plata con su selección nacional en el Europeo de Turín (1979).
La historia personal de Miky Berkovitz ha sido la historia del Maccabi Tel Aviv durante casi dos décadas en las que el mejor equipo israelí de todos los tiempos dominó de forma insultante la liga de aquel país (diecinueve campeonatos conseguidos de forma consecutiva). La aplastante superioridad del Maccabi tenía a Berkovitz como estilete, aunque su relación con el equipo de Tel Aviv pudo haberse truncado si, con apenas diecisiete años, hubiera prosperado su paso a la NBA. El escolta israelí, que acababa de conseguir la medalla de plata en el Europeo de Turín, firmó un contrato con Atlanta Hawks, cuyos ojeadores no pasaron por alto el gran potencial de Miky. El asunto acabó en los Tribunales y finalmente Berkovitz volvió a la disciplina del Maccabi. A todos los aficionados al baloncesto les queda la duda de saber hasta donde hubiera podido llegar un jugador de su talento en la mejor liga del mundo.
Berkovitz, que ha sido elevado a la categoría de semidiós en su país, no necesitaba apenas espacio para burlar a los defensas y anotar cómodamente. Su depurada técnica individual, unida a la velocidad que imprimía a sus acciones, le permitía "armar" rápidamente el brazo y anotar desde cualquier distancia, aunque se desenvolvía con mayor facilidad a tres o cuatro metros de la canasta. Las penetraciones eran otra de sus especialidades, ya que aprovechaba los bloqueos de sus compañeros para progresar de forma imparable hacia el aro, siempre culminando sistemas de ataque diseñados especialmente para él. Era la época de los duelos épicos con el Real Madrid, en los que Berkotivz exhibía todo su carácter. Su liderato en el Maccabi era absoluto, aunque siempre en detrimento de las tareas defensivas, lo que se convirtió en su talón de aquiles.
En la temporada 89/90 abandonó su equipo de toda la vida para fichar por el Rishon le Tzion, quizá cansado de ganar y de su enfrentamiento público con Dorom Jamchy, el ansiado sucesor de Berkovitz que nunca llegó a hacerle sombra y que se atrevió a declarar que él y Berkovitz eran incompatibles. Los últimos años de su vida deportiva los pasó en las filas del Hapoel Jerusalén, donde también pudieron disfrutar de la magia de un jugador irrepetible, un ganador nato que elevaba el baloncesto a la categoría de arte.
