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FilosofíaBiografía

Berkeley, George (1685-1753).

George Berkeley.

Filósofo irlandés cuyo marco ideológico se ve definido por sus profundas convicciones religiosas y por las dependencias empiristas del entorno británico. En su sistema, denominado idealismo subjetivo, lleva el espiritualismo a su más radical afirmación frente a la temida corrosión del materialismo.

Vida y obras.

Miembro de familia anglicana (su abuelo había emigrado de Inglaterra), siempre respetó las creencias católicas de los irlandeses. Hizo sus primeros estudios en la escuela de Kilkenny, condado en el que había nacido. Luego estudió en el Trinity College de Dublín, con tanto éxito que cuando terminó los estudios fue nombrado profesor de teología, griego y hebreo en el mismo. En 1713 fue presentado a la corte de Londres por Jonathan Swift. Más tarde, acompañó al hijo de un obispo anglicano en un largo viaje por Italia. A su regreso a Londres, concibió el proyecto de una escuela en las Bermudas para educar a los indios. Aprobado el proyecto por el Parlamente, se trasladó con su esposa a América en espera de la ayuda que nunca llegó. De regreso a Gran Bretaña fue nombrado obispo de Cloyne (Irlanda). Allí permaneció hasta su traslado a Oxford en 1752, donde murió un año después.

Sus obras principales son: Philosophical Commentaries (1707-08); Treatise on the Principles of Human Knowledge (1710, expresión plena del pensamiento de Berkeley); Essay towards a New Theory of Vision (1709); Three Dialogues between Hylas and Philonous (1713); De motu (escrito para un concurso de la Academia de Francia); Alciphron (perteneciente al período americano); Siris (1744, libro apologético que parte de las virtudes medicinales del agua de alquitrán como remedio para la peste, y llega a la defensa de la religión).

George Berkeley.

Aspectos de su doctrina.

El antiabstraccionismo.

La polémica contra racionalistas y "materialistas" ocupa sus escritos de un extremo a otro. Su hilo conductor es la apología del teísmo y de la primacía del espíritu sobre la materia. A partir de un empirismo y de un nominalismo radicales, desemboca en una suerte de idealismo platónico. Las tesis más difundidas de su doctrina se encuentran en el Tratado y en los Diálogos. El Tratado comienza con una crítica a las ideas abstractas. Las ideas abstractas -que según Locke serían la base de la distinción entre la mente humana y los animales- son para Berkeley la fuente de todos nuestros errores. Él trata de demostrar que en realidad nunca son representaciones generales, sino siempre de particulares. Una idea, y por consiguiente un nombre, puede representar una cierta cantidad de ideas y percepciones particulares, pero eso no quiere decir que sea general; solamente está en "función" de representación para una clase de ideas particulares.

El inmaterialismo.

De la crítica a las ideas abstractas, Berkeley pasa a la afirmación del inmaterialismo, expresado en la famosa fórmula esse est percipi ("ser es ser percibido"). Basados en nuestra experiencia inmediata, nos damos cuenta de que sólo contamos con nuestras percepciones, internas o externas, nunca conocemos los objetos. No tiene ningún significado hablar de cualidades primarias y secundarias. Todas las cualidades son secundarias, porque no tienen ninguna realidad fuera de ser percibidas. La naturaleza de las ideas es pasiva, por tanto no pueden producirse por sí mismas, sino por un principio activo, el espíritu. No ocurre lo mismo con las percepciones, que no son obra del sujeto sino que se le imponen como algo independiente, y por eso inducen a error. Por otra parte, el espíritu es activo, por tanto no puede ser representado por una idea de naturaleza pasiva. Por eso sólo conocemos los espíritus de modo indirecto, por sus obras (o por intuición, cuando se trata del propio). Dios es el espíritu más cognoscible, porque sus obras son innumerables.

Ciencia y fe.

Rechazada la creencia común en la realidad externa, Berkeley ataca también las principales ideas de la ciencia: la idea de una causa necesaria -que se deduce de la asociación repetida de ciertas percepciones-, y todas las ideas abstractas de las matemáticas y de las ciencias. Del mismo modo refuta la hipótesis de una realidad externa que sea pura "ocasión" de percepciones enviadas por Dios, como quería Malebranche. De este modo ve allanado el campo del dualismo de las sustancias y el modo de su interacción. Las sustancias espirituales sólo se relacionan con las ideas y con Dios, fuente única y garantía de todas las ideas. De ahí su concepción de la ciencia como gramática del lenguaje divino.

El carácter apologético de Berkeley se manifiesta en sus dos últimas obras, Alcifrón y Siris. En ellas defiende el teísmo y la religión revelada contra el deísmo de los librepensadores. El deísmo reduce la divinidad a un principio abstracto, incapaz de fundamentar una moral. Solamente la religión revelada puede actuar como un principio operante capaz de beneficiar al espíritu y a los hábitos de los hombres. Su filosofía religiosa sobre la naturaleza la expone en línea del neoplatonismo, sobre la base común de que la realidad es la manifestación inmediata del espíritu.

Bibliografía.

  • GUIL BLANES, F.: "La negación del mundo inteligible en Berkeley", en Revista de Filosofía, 1953.

  • NOVELL, M.: Berkeley, Barcelona, 1947.

  • ROSSI, M. M.: Introduzzione a Berkeley, Bari, 1970.

  • OLSCAMP, J. P.: The Moral Philosophy of G. Berkeley, La Haya, 1970.

Autor

  • CCG.