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HistoriaPolíticaBiografía

Berenguer Ramón I, Conde de Barcelona (ca. 1006-1035).

Conde de Barcelona, Girona y Osona, conocido con el apelativo de el Jorobado, nacido hacia 1006 y muerto en el palacio condal de Barcelona el 31 de marzo de 1035.

Hijo de Ramón Borrell de Barcelona y de Ermesinda de Carcasona, heredó, junto con su madre, el condominio de los estados de su padre a la muerte de éste en 1017. La condesa, que durante el gobierno de su marido había dado muestras de valor y discreción, ejerció la tutoría durante su minoridad y parece que hacia 1023 Berenguer Ramón I ya actuaba en solitario. En 1018 doña Ermesinda acometió una expedición, asistida por tropas normandas al mando de Roger de Toény, sobre la taifa de Denia-Baleares y logró de su rey el pago de parias. La política interna del conde Berenguer se caracterizó por la búsqueda de la normalización de las relaciones entre los señores catalanes; con este propósito, el conde trató por separado con los distintos magnates. En 1018 Berenguer comenzó las gestiones para conseguir el reconocimiento de su preeminencia por parte de su primo, el conde Armengol II de Urgel, que se completaron diez años después con la sumisión feudal de Armengol, tras el establecimiento de intereses mutuos. En 1019 se resolvieron los conflictos existentes entre el conde de Barcelona y Huc I de Ampurias, gracias a las negociaciones de doña Ermesinda y el obispo Oliba de Vic: el conde de Ampurias trató entonces de aprovechar la minoridad de Berenguer para recuperar Ullastret, vendida a Ramón Borrell, alegando que el territorio pertenecía al condado de Ampurias. En 1019 los jueces de los condados de Barcelona, Girona y Osona dieron la razón a doña Ermesinda y Huc cesó en sus reclamaciones, por lo que Ullastret quedaba en posesión de Berenguer Ramón I. En los siguientes años se lograron normalizar las relaciones entre Barcelona y los condados de Cerdaña y Besalú. Durante el comienzo de su reinado se ampliaron las fronteras del condado y se consolidó la colonización en la zona de Cervera y la cuenca del río Gaiá.

En 1021 se celebró el matrimonio de Berenguer con doña Sancha, que cinco años antes había sido apalabrado por Ramón Borrell y el rey de Castilla. La condesa participó activamente en el gobierno del condado. De este matrimonio nacieron Ramón Berenguer, futuro heredero del condado, y Sancho Berenguer. Parece que el conde actuó como adulto desde 1023, lo cual le obligó a enfrentarse a los partidarios de su madre y pactar con ésta el gobierno del condado (1023). Aquel año el conde, junto con su madre, su esposa doña Sancha y el abad Oliba de Ripoll (y obispo de Vic), reconocieron al monasterio de Montserrat el dominio sobre la abadía de Santa Cecilia y sus pertenencias. Berenguer Ramón I mantuvo excelentes relaciones con el rey Sancho el Viejo de Navarra, a quien acompañó en Pamplona (1027), Leire (1028) y San Juan de la Peña (1030).

En 1025 Berenguer Ramón I promulgó para la gente de Barcelona la confirmación de la tenencia de sus posesiones y franquicias y la exención de otra jurisdicción que no fuese la condal. Aunque el conde emitió una excelente moneda de plata, bajo su gobierno comenzó la acuñación de mancusos, monedas de oro que representaron el resurgimiento de la acuñación de este metal en un momento en que Europa basaba su moneda en el monometalismo de la plata. Estas acuñaciones fueron continuadas por sus sucesores.

En 1027 Berenguer Ramón casó en segundas nupcias con doña Guisla de Ampurias, nieta del conde Wifredo, con quien tuvo dos hijos: Guillem y Bernat, este último probablemente póstumo.

Hacia finales de 1032 el conde inició un viaje a Roma después de haber hecho testamento, para continuar con las buenas relaciones entre la Santa Sede y el condado de Barcelona iniciadas por su padre. Un año después Berenguer Ramón fue nombrado en el concilio de Narbona, convocado por el obispo Oliba, como uno de los nobles que habían participado en la enajenación de los bienes donados por los fieles a la iglesia de Sant Pere. El obispo pedía la excomunión de estos nobles, aunque no la de Berenguer y Ermesinda, a los que simplemente recomendó que no dejasen triunfar la injusticia; en su testamento de 1034 el conde ordenó la restitución a Sant Pere de Vic de la iglesia de Sant Boi de Lluçanés, que había sido retenida por los condes de Barcelona desde tiempos del obispo Arnulfo.

El conde supo rodearse de buenos colaboradores, entre los que destacaron los obispos Oliba de Vic, Pere de Girona y Deodat de Barcelona, además del juez Ponç Bonfill y el tío de su segunda esposa, Gombau de Besora. Sin embargo, la falta de conquistas espectaculares, granjeó al conde una visión peyorativa en las antiguas crónicas catalanas, iniciada ya en las Gesta Comitum, escritas un siglo después de su muerte. El apelativo de el Jorobado no aparece mencionado hasta el siglo XIII y parece que responde a un error en la copia de un documento en San Juan de la Peña. A su muerte, el condado de Girona pasó a su primogénito junto con el de Barcelona hasta el Llobregat; Sanç recibió el resto del condado, desde el Llobregat hasta la frontera con los sarracenos, con su capital, Olérdola; a Guillem y a doña Guisla les dejó el condado de Osona. En el testamento también se estableció la superioridad jurídica de Ramón Berenguer, que intervino en los condados heredados por sus hermanos, mientras que su abuela doña Ermesinda participó en el condominio de los estados.

Bibliografía

  • D'ABADAL, R. Els primers comtes catalans. Barcelona, Teide, 1958.

  • D'ABADAL, R. La formació de la Catalunya independent. Barcelona, 1970.

JMMT.

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero