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LiteraturaReligiónBiografía

Benavente, Toribio de (1490-1569).

Religioso franciscano nacido en Benavente (Zamora) en 1490 y muerto, seguramente, en México en 1569. Su verdadero nombre era el de Toribio Paredes.

Abrazó los hábitos de la orden franciscana cuando contaba con 17 años de edad y, en enero de 1524, se embarcó en Sanlúcar de Barrameda en la primera misión evangelizadora dirigida a la Nueva España, que encabezara fray Martín de Valencia. La misión estuvo compuesta por un total de 12 religiosos, conocidos como Los Doce Apóstoles de México, que Carlos V envió a Nueva España para realizar labores de catequización.

El 13 de mayo de 1524, después de más de tres meses de navegación, llegaron a las costas de Veracruz los doce misioneros franciscanos: Martín de Valencia, Francisco de Soto, Martín de Jesús, Juan Suárez, Antonio de Ciudad Rodrigo, Toribio de Benavente, García de Cisneros, Luis de Fuensalida, Juan de Ribas, Francisco Jiménez, Andrés de Córdoba y Juan de Palos.

A pie y descalzos recorrieron las setenta leguas castellanas que separaban a Veracruz de México-Tenochtitlan, donde Hernán Cortés los recibió con los honores debidos, pues ya tenía en su poder la cédula real despachada por Carlos V el 26 de junio de 1523. Fray Toribio, que tomó como apellido el nombre de su lugar de nacimiento, decidió llamarse Motolinía, que quiere decir en náuatl el que es pobre. Fray Toribio se hizo cargo del convento de la capital, y durante la expedición de Cortés a Honduras, junto con fray Martín de Valencia, sufrió las persecuciones de Gonzalo de Salazar, por su defensa de los indios. No obstante, al año de su llegada, Motolinía fue nombrado sucesivamente guardián de las comunidades de México, Texcoco, Huejotztngo y Tlaxcala; evangelizó los pueblos de Xochimilco, Coyoacán y Cuitláhuac y, posteriormente, Cuernavaca.
Entre 1527 y 1529 estuvo en Guatemala para estudiar la fundación de las misiones, llegando hasta Nicaragua, y desarrolló una amplia acción evangelizadora. De regreso a México, se enfrentó con Muño de Guzmán por los atropellos que éste cometía contra los indios, e incitó a los caciques a quejarse a fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México. Esto le costó un enfrentamiento serio con las autoridades españolas, que le acusaron de sedicioso y de intentar crear un estado indígena independiente dirigido por los misioneros bajo la soberanía del rey de España y con exclusión de los colonos españoles.

En 1530, pasó al convento de Tlaxcala y contribuyó activamente a la fundación de la ciudad de Puebla de los Ángeles en 1531. Desempeñó luego su acción misionera en Tehuantepec, con el padre Valencia; en Guatemala de nuevo (1534), en Yucatán, con fray Jacobo de Testera, y por tercera vez en Guatemala (1543), para organizar la custodia de este país y de Yucatán.

Fray Toribio defendió a los indios contra la voracidad de los conquistadores. Era consciente de los desmanes, pero estaba seguro de que Dios intervendría a favor de los pobres. Con ese mismo espíritu de justicia asumió la defensa de los españoles contra las acusaciones de fray Bartolomé de Las Casas, a quien Motolinía calificó de importuno, bullicioso y pleitista en la famosa carta al emperador Carlos V, fechada el 2 de enero de 1555. La polémica entre ambos estalló con motivo de la aplicación de las denominadas Nuevas Leyes de Conquista.

De regreso en México en 1548 fue elegido, primero, vicario provincial, y seguidamente provincial, cargo que desempeñó hasta 1551. Una real cédula de 28 de noviembre de 1548 le comisionó para recoger las copias del Confesionario de Las Casas que hallase en México, entre los franciscanos; cosa que realizó. Se retiró de las labores misioneras, pero siguió fundando conventos, de los que fue guardián; en 1555 escribió una célebre carta al emperador contra Bartolomé de las Casas y en defensa de la conquista, de los colonos y de la evangelización, en la que censuraba las inexactitudes y el desaforado ataque del dominico a los españoles. Solo, o en unión de otros frailes, continuó interviniendo en el problema de los diezmos de los indios. Los franciscanos se oponían a este tributo alegando la extrema pobreza de los indios y el exceso de tributos a los que tenían que hacer frente. Hasta finales de 1555, Motolinía fue el abanderado de esta lucha. Desde entonces y hasta su muerte en 1569 se desconocen completamente los actos de fray Toribio, que se retiró de toda actividad pública. Sólo se sabe que residió los últimos años de su vida en la capital.

Motolinía fue la personalidad más brillante de los Doce. Misionero infatigable, recorrió casi todo el virreinato de Nueva España predicando el evangelio.

De su obra, hoy perdida, parecen derivar los Libros de las cosas de la Nueva España y de los naturales de ella y la Historia de los indios de la Nueva España, atribuidos a él, en los que describe las forma de vida indígena y su historia. Su obra es una de las fuentes más importantes para el conocimiento de la etnografía y del estado de la civilización de México en la época de la conquista, haciendo patente el espíritu curioso y observador del autor.

Autor

  • Juan Antonio Castro Jiménez