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LiteraturaCineBiografía

Beatty, Warren (1937-VVVV)

Actor, productor, guionista y director de cine estadounidense, también actor de teatro, cuyo nombre completo es Henry Warren Beaty. Nació el 30 de marzo de 1937, en Richmond (Virginia, Estados Unidos).

Vida

Hermano menor de la carismática actriz Shirley MacLaine, el joven Warren Beatty destacó rápidamente en la Universidad (Northwester University, Evanston, Illinois) por su porte, por sus aptitudes dramáticas y, sobre todo, en estos primeros años, por sus dotes atléticas, lo que provocó que se lo rifaran varias universidades, que le ofrecieron sustanciosas becas. Pero, finalmente, aceptó viajar a Nueva York para estudiar arte dramático con Stella Adler (la descubridora de Marlon Brando y una de las precursoras del famoso método Stanislavsky) en el Acting School. Entre 1959 y 1960 consiguió un papel en la serie de televisión The Many Loves of Dobie Gillis, que le introdujo en el mundo del espectáculo. A finales de 1960, la todopoderosa Metro-Goldwyn-Mayer le ofreció un contrato, pero en medio de las negociaciones, éstas se rompieron por las dos partes. En cambio, consiguió el papel protagonista de la obra Compulsion, con la que consiguió reconocimiento dentro del mundillo teatral. Acudieron a una representación el director Joshua Logan y el dramaturgo William Inge, que, impresionados por la actuación del joven actor, le ofrecieron interpretar la obra que en esos momentos estaban preparando en Broadway, A Loss of Roses, que, aunque no fue el bombazo que esperaban, sí fue determinante en la carrera de Beatty, pues Inge, que estaba escribiendo el guión -por el que luego ganaría un Oscar- de Esplendor en la hierba (1961), francamente convencido de su potencial sexual, convenció a su amigo Kazan para que lo aceptara como el guapo protagonista, Bud Stamper, que se ve separado de la chica a la que quiere (Natalie Wood) por las presiones de su poderosa familia, que piensa que la chica no tiene la suficiente categoría social para casarse con su hijo. Una psicológica y grandilocuente historia, donde, naturalmente, él terminará siendo un fracasado y ella, loca de amor por él, internada en una institución mental.

Inmediatamente después, en plenas mieles del éxito, interpretó al gigoló italiano que acompaña a una envejecida Vivien Leigh en La primavera romana de la señora Stone (1961), de José Quintero. La película, desigual, basada en la única novela del dramaturgo Tennessee Williams, intenta reflexionar sobre la relaciones sexuales y sólo resulta interesante por poder contemplar, en su penúltima aparición en la pantalla, a Vivien Leigh, y a Beatty en pleno esplendor físico; con él en pantalla, la película ganaba, pero ni aún así pudo salvarla. Tampoco su siguiente filme, Su propio infierno (1962), de John Frankenheimer, fue ningún bombazo comercial, pero no era una mala película, todo lo contrario, el filme contiene excelentes interpretaciones de Eva Marie Saint y el propio Beatty y un absorbente, aunque poco creíble, guión de William Inge.

Pero el público norteamericano es difícil, y Lilith (1964), de Robert Rossen, fracasó estrepitosamente. En Europa, sin embargo, este bello melodrama consiguió ser apreciado como le correspondía. La historia, de personalidades inestables, cuenta cómo un empleado de un psiquiátrico (Beatty) se enamora perdidamente de una enferma (una deliciosa Jean Seberg), que le lleva, prácticamente, por el camino de la amargura; finalmente necesitará ayuda de los psiquiatras él mismo. Acosado (1965), de Arthur Penn, significó un momento de inflexión en la carrera de Beatty. Consiguió quitarse el sanbenito de "guaperas" y ofreció una magnífica interpretación personificando a un cómico de night-club que se ve envuelto en un sinfín de problemas de dificultosa salida. Aunque la película no llamó la atención, Beatty sacó dos cosas en claro: que su cotización estaba bajo mínimos y que había llegado el momento de no estar eternamente al servicio del llamado “establishment”, sino que había que probar en otras áreas de la industria. Y, así, nació la mítica Bonnie and Clyde (1967), de Arthur Penn, donde Warren Beatty, aparte de ser el tullido Clyde Barrow, produjo la película, en un intento, inteligente y hábil, de revitalizar una carrera que parecía haber tocado fondo demasiado pronto. Para ello, Beatty volcó todas sus energías en la historia de Bonnie Parker y Clyde Barrow, personajes famosos de la América de principios de los 30, dos ladronzuelos convertidos en verdaderos Robin Hood modernos. Construido con un ritmo propio de la comedia musical, el filme de Penn cuenta con humor y ternura la odisea picaresca de estos dos jóvenes y seductores héroes para los que el robo es tanto un juego como una necesidad. El final, en una de las escenas más frías y crudas de la historia, devuelve al espectador a una trágica realidad, dando a la película una brutal amargura que no había asomado hasta entonces. Por supuesto, el filme, un año después de su estreno, había convertido a Beatty en multimillonario.

A partir de aquí, aunque en los primeros seis años de carrera había interpretado ocho películas, en los siguientes seis sólo intervino en cuatro, entre ellas, tan sólo cabe destacar un western atípico, Los vividores (1971), de Robert Altman, que protagoniza junto a, por entonces, su compañera sentimental, la única Julie Christie (inolvidable Lara de Dr. Zhivago). La película y la interpretación de Beatty fueron alabadas por la crítica, pero el público volvió a dar la espalda al seductor actor.

Volvió con fuerza a la producción con Shampoo (1975), de Hal Ashby, una sátira cruel y desenfadada sobre la ligera sociedad californiana en la época de Nixon. Beatty, además de producir e interpretar, fue nominado, junto a su prestigioso coguionista, Robert Towne, al Oscar al mejor guión, y, si bien, vista hoy, deja bastante que desear, fue todo un bombazo en su tiempo; lo que originó que Beatty, tres años después, se lanzase, aparte sus ya habituales labores de actor, productor y, últimamente guionista, a la dirección. El cielo puede esperar (1978), que codirigió con el también actor Buck Henry, fue una curiosa comedia fantástica, nueva versión de la clásica, y espléndida, El difunto protesta (1941), de Alexander Hall, con Beatty en el papel de ángel vestido con chándal gris, en una historia, ingenua, de un famoso jugador de fútbol americano que muere en un accidente y que, al subir al cielo, descubre que no es el momento de su paso a mejor vida. Pocos efectos especiales, nada de maquillaje, todo natural, buenos sentimientos y un visible entusiasmo por parte de Beatty; detalles que volvió a demostrar, por supuesto, en su, hasta el momento, más famosa producción, Rojos (1981), que le valió el Oscar al mejor director (único en su carrera de muchísimas nominaciones) y un prestigio inusitado como autor serio (volvió a ser, además de director y productor, guionista y actor). Tomando como referencia las desventuras políticas del idealista, simpatizante del comunismo, John Reed, sintetizadas en su obra Diez días que conmovieron al mundo, Beatty construyó un filme con tintes épicos, que dejó a público y crítica igual de contentos, al igual que a las revistas del corazón, pues inició un idilio con la por aquella época “ex” de Woody Allen, Diane Keaton, heroína de la película.

Tras el resonado fracaso que significó Ishtar (1987), de Elaine May, donde fue actor y productor, no volvió a aparecer en escena hasta su entonces controvertida, pero hoy considerada de culto, Dick Tracy (1990), donde produjo y dirigió una interesante tentativa de traspasar al cine el estilo de los comics. En ella protagonizó al célebre detective privado de ficción, creado por Chester Gould. Fiel al universo de éste, Beatty restituyó con muchísimo cuidado el mundo oscuro y la atmósfera onírica que el producto requería, sin duda, ayudado por su director de fotografía (Vittorio Storaro) y de dirección artística, con los cuales consiguió un clima fantasmagórico, jugando con los colores, la rupturas de tono y las deformaciones de los rostros de Al Pacino, James Caan, Seymour Cassel o Dick Van Dyke. Lo cierto es que visualmente Dick Tracy es un prodigio.

Warren Beatty, que tiene fama de tener poca vista como actor (rechazó el protagonismo de Dos Hombres y un destino, El golpe, El último tango en París o Tal como éramos, entre otras), aceptó el papel principal de la que será, sin duda, la mejor interpretación de su carrera, Bugsy (1991), de Barry Levinson, un brillante ejercicio de reconstrucción de la mafia en la Norteamérica de los años cuarenta y una poderosa recreación por parte de Beatty de Ben “Bugsy” Siegel, el primer hombre en creer que Las Vegas podía ser la tumultuosa ciudad del juego que es hoy; finalmente, se adentró en un producto con poco futuro, Un asunto de amor (1994), remake de la mítica Tú y yo, de Leo McCarey, en la que interpreta, escribe el guión y produce para lucimiento de Annette Bening, su entonces compañera sentimental, la última relación conocida de una innumerable lista de conquistas, que no han hecho sino incrementar su fama de seductor empedernido.

Filmografía

Actor

1961: Esplendor en la hierba; La primavera romana de la señora Stone.
1962: Su propio infierno.
1964: Lilith.
1965: Acosado.
1966: Un magnífico bribón; Prométele cualquier cosa.
1967: Bonnie and Clyde (y productor).
1970: El único juego en la ciudad.
1971: Los vividores; Dólares.
1974: El último testigo.
1975: Shampoo (y coproductor y coguión); Dos pillos y una herencia.
1987: Ishtar (y productor).
1991: Bugsy (y coproductor).
1994: Un asunto de amor (y productor y coguión).

Director

1978: El cielo puede esperar (codirector, productor, coguión y actor).
1981: Rojos (y productor, coguión y actor).
1990: Dick Tracy (y productor y actor).
1998: Bullworth (y coproductor, guión y actor).

Autor

  • Juan Carlos Paredes