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LiteraturaFilologíaBiografía

Barrenechea, Ana María (1913-2010)

Ensayista, filóloga, crítica literaria y profesora universitaria argentina, nacida en Buenos Aires el 6 de marzo de 1913 y fallecida en su ciudad natal el 4 de octubre de 2010. Considerada como una de las grandes personalidades de la intelectualidad hispanoamericana del siglo XX, introdujo el estructuralismo en la Lingüística argentina contemporánea y analizó con inusitado provecho las obras de algunas de la figuras cimeras de las Letras españolas -como Miguel de Cervantes- y argentinas -como Domingo Faustino Sarmiento, Jorge Luis Borgesy, entre otros muchos autores, Julio Cortázar. En 1977 se convirtió en la primer mujer que ocupaba la Presidencia de la Asociación Internacional de Hispanistas.

Alentada desde su temprana juventud por una acusada vocación humanística, cursó sus estudios universitarios de Letras en el Instituto Superior del Profesorado, donde, entre otros notables profesores, contó con el magisterio del ilustre filólogo español Amado Alonso (1896-1952). Éste, que ocupaba también el cargo de Director del prestigiosos Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires -al frente del cual estuvo entre 1927 y 1946-, descubrió el talento de Ana María Barrenechea y la invitó a sumarse a su equipo de investigadores, en el que por aquel entonces figuraban también otras figuras tan destacadas de la Filología hispánica e hispanoamericana como el dominicano Pedro Henríquez Ureña, el venezolano Ángel Rosenblat y los argentinos Raimundo Lida y Rosa María Lida de Malkiel.

Así pues, en 1937, tan pronto como hubo regresado del Instituto Superior del Profesorado, Ana María Barrenechea se incorporó a ese Instituto de Filología dirigido por Amado Alonso, cuyas principales líneas de trabajo pasaban, por aquel entonces, por la lingüística, la estilística, la filosofía del lenguaje, la tradición clásica de la literatura española y los estudios sobre la reciente literatura hispanoamericana. En dicho centro, la joven Barrenechea asumió también un método de trabajo común a todos aquellos investigadores, que se basaba en la imperiosa necesidad de enfocar los estudios literarios unidos, inseparablemente, a los fenómenos del lenguaje. A partir de entonces, esta concepción del quehacer filológico habría de presidir tanto sus trabajos de análisis e investigación como su infatigable actividad docente.

Su trayectoria como profesora se inició en aquel mismo Instituto Superior del Profesorado donde había cursado la carrera de Letras. De nuevo en sus aulas, aunque ahora en calidad de profesora, Ana María Barrenechea comenzó a impartir clases de Lengua Castellana y Sintaxis y Estilística, materias en las que se había especializado como investigadoras, para emplearlas como herramientas fundamentales en el estudio de los textos literarios.

En 1954 pasó, como becaria de investigación, al Colegio de México, donde emprendió una tesis doctoral que habría de ser publicada por dicha institución al cabo de tres años, bajo el título de La expresión de la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges (1957). Este trabajo, considerado unánimemente por la crítica literaria como el punto de arranque de los estudios filológicos sobre la obra borgeana, había sido completado por Barrenechea en el Bryn Mawr College de Pensilvania (Estados Unidos de América), centro en el que, también como becaria de investigación, obtuvo el título de doctora en 1955.

Su carrera docente prosiguió, a partir de 1958, en la Universidad de Buenos Aires, en cuya Facultad de Filosofía y Letras ocupó las cátedras de Gramática castellana e Introducción a la Literatura. Durante un fructífero período de ocho años (1955-1966), la doctora Barrenechea ejerció una influencia decisiva en varias promociones de filólogos, tanto en las aulas universitarias de la mencionada facultad como, nuevamente, en el Instituto de Filología, en el que ahora ocupó el cargo de Directora. Y continuó desplegando una intensa labor de investigación que la convirtió en una de las especialistas mundiales en las obras de Domingo Faustino Sarmiento y Jorge Luis Borges.

A mitad de dicho período, Ana María Barrenechea se incorporó a la recién fundada Asociación Internacional de Hispanistas, en cuya Junta Directiva pasó a ocupar, de inmediato, un puesto de vocal. En el Congreso fundacional de esta Asociación, celebrado en Oxford en 1962, la profesora Barrenechea hizo gala de sus profundos conocimientos de literatura clásica española con una ponencia titulada "La ilustre fregona como ejemplo de estructura novelesca cervantina".

En 1966, debido a las insufribles presiones ejercidas por las autoridades políticas en el ámbito universitario, numerosos docentes argentinos, entre los que figuraba la doctora Barrenechea, renunciaron a sus respectivas cátedras como medida de protesta contra la falta de libertades que estaba padeciendo no sólo la enseñanza y la cultura, sino toda la ciudadanía argentina. La eminente humanista bonaerense tuvo la fortuna de hallar un ventajoso puesto en el Instituto Torcuato di Tella (perteneciente al Centro de Investigación en Ciencias de la Educación), con lo que pudo evitar el éxodo al extranjero al que se vieron forzados muchos de los cerebros privilegiados de su país. Por fortuna para ella, ya era una filóloga admirada y respetada en todo el mundo, lo que le proporcionó numerosas invitaciones y ofertas de trabajo en América y Europa. Así, al tiempo que continuaba investigando en el referido Instituto Torcuato di Tella, ejerció como profesora invitada en varias universidades de los Estados Unidos de América -como la Harvard University (1968), la Ohio State University (1971-1972) y la Columbia University (1973-1984)-, siguiendo un programa de trabajo que consistía en permanecer seis meses en Buenos Aires y otros seis en el extranjero; y, simultáneamente, dirigió en su ciudad natal el "Proyecto de estudio coordinado de la norma lingüística culta de las principales ciudades de Iberoamérica y de la Península Ibérica", auspiciado por el Programa Interamericano de Lingüística y Enseñanza de Idiomas (PILEI). Ana María Barrenechea consiguió sacar adelante este proyecto después de haber obtenido, en 1969, una beca de la fundación John Simon Gunggenheim; y aprovechó la generosidad de sus mecenas y el esfuerzo de sus colaboradores para reunir los resultados globales de este valioso programa en un volumen colectivo que vio la luz bajo el título de Estudios lingüísticos y dialectológicos. Temas hispánicos (Buenos Aires, 1979).

En el transcurso del VI Congreso de al Asociación Internacional de Hispanistas (celebrado en Toronto en 1977), Ana María Barrenechea se convirtió en la primera mujer que presidía dicho elenco de profesores humanistas. Ocupó ese cargo durante tres años, al término de los cuales fue nombrada Presidenta de Honor (1980). En calidad de tal se encargó de pronunciar el discurso de apertura del VII Congreso de la AIH, verificado en Venecia en 1980. Cuatro años más tarde, alumnos, colegas y amigos de todo el mundo le dedicaron el volumen colectivo Homenaje a Ana María Barrenechea (Madrid, 1984), que muchos entendieron como un cálido y rendido tributo de admiración y reconocimiento a una fecunda maestra e investigadora, ya septuagenaria, que iniciaba forzosamente el inexorable camino hacia la jubilación.

Pero, lejos de abandonar el trabajo intelectual, Ana María Barrenechea se reincorporó, aquel mismo año de 1984, a la Universidad de Buenos Aires, donde fue recibida con júbilo en su nueva condición de profesora emérita. Para sorpresa de propios y extraños, la filóloga bonaerense demostró que conservaba en plenitud su vigor físico y su lucidez intelectual, pues asumió además el cargo de directora del Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas "Dr. Amado Alonso", al frente del cual se mantuvo hasta bien entrado ya el siglo XXI (concretamente, hasta el año 2002, cuando estaba a un paso ya de alcanzar la condición de nonagenaria).

En las postrimerías del siglo XX, el trabajo y el ejemplo de Ana María Barrenechea fue reconocido con numeroso premios, homenajes y distinciones. Elegida miembro correspondiente de la Real Academia Española en Argentina (1984), fue también galardonada con el Premio "Amado Alonso" del Ministerio de Educación y Justicia de Argentina (1984), y designada, en España, vocal del Patronato del Instituto Cervantes (1992-1993); fue, además, elegida miembro de Honor de la Asociación Argentina de Hispanistas (1992).

En plena vejez, al frente de ese Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas "Dr. Amado Alonso", Ana María Barrenechea supo asimilar perfectamente las nuevas corrientes lingüísticas y las últimas tendencias de la crítica literaria, hasta alumbrar una nueva era de esplendor de la Filología argentina a finales del siglo XX. No sólo renovó profundamente la crítica desde las páginas de la prestigiosa revista Filología (que dirigió entre 1985 y 1999, desde el volumen XX hasta el XXXII), sino que supo incorporar al Instituto y a cuantos ámbitos académicos y universitarios quedaban bajo su dominio, a numerosos becarios e investigadores portadores de esas tendencias novedosas.

Entretanto, la infatigable humanista de Buenos Aires continuó investigando, publicando obras y asumiendo diversas funciones de dirección y representación, en medio de una asombrosa vitalidad que le permitió, en 2005, a los noventa y dos años de edad, aceptar la presidencia de la Comisión Honoraria del XIII Congreso Nacional de Literatura argentina (2005).

Entre sus publicaciones más notables, cabe destacar, en primer lugar, la titulada Textos hispanoamericanos. De Sarmiento a Sarduy (Caracas, 1978). Infinitamente valiosa por recoger algunos de los mejores estudios realizados por la doctora Barrenechea entre 1956 y 1977, esta obra permite conocer sus primeros trabajos sobre Sarmiento, sumados a otras lecturas y análisis de autores argentinos considerados ya clásicos, como Felisberto Hernández.

Otra de sus obras mayores es el volumen crítico titulado Cuaderno de bitácora de "Rayuela" (Buenos Aires, 1983), donde Barrenechea revolucionó la crítica de su tiempo con asombrosas aportaciones a la genética textual (o rama de la Filología que analiza a fondo el proceso de gestación de un texto). La humanista bonaerense, contando con el beneplácito de su amigo y admirado Julio Cortázar, ofreció en este volumen una reproducción facsimilar del cuaderno de notas del propio autor de Rayuela, cuaderno a través del cual se puede seguir paso a paso la gestación de la novela y las intenciones del autor a la hora de ir introduciendo cada nuevo episodio o personaje.

Entre el resto de sus abundantes publicaciones, hay que citar también las tituladas El habla culta de la ciudad de Buenos Aires. Materiales para su estudio (Buenos Aires, 1987), publicada en dos gruesos tomos; Epistolario inédito Sarmiento-Frías (Buenos Aires, 1997); y La expresión de la irrealidad en la obra de Jorge Luis Borges y otros ensayos (Buenos Aires, 2000), que recoge su libro anterior sobre el autor de Historia universal de la infamia (1935) -obra fundadora de los estudios filológicos borgeanos-, así como catorce nuevos ensayos que Ana María Barrenechea dedicó a la obra de Borges entre 1949 y 2000.

Cabe, asimismo, recordar el volumen monográfico Crítica genética de la revista Filología, XXVII, 1-2 (1994), fruto de los trabajos del "Grupo de investigación sobre genética textual". Se trata de un proyecto internacional, que, dirigido también por Ana María Barrenechea, partió de un ambicioso proyecto de cooperación entre el Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas "Dr. Amado Alonso", el Institut de Textes et Manuscrits Modernes (ITEM) -del organismo francés Centre Nationale de la Recherche Scientifique (CNRS)- y el Grupo de investigación en Genética textual de la Universidad de Poitiers. Este fecundo acuerdo multilateral ofreció, además del citado volumen, otros frutos espléndidos, plasmados en las ediciones de la Colección publicada por l'Association Archives de la Litérature Latinoamericaine, des Caribes et Africaine du XXe. Siècle.

Otras obras suyas son: La literatura fantástica en Argentina (México, 1957), escrita en colaboración con Speratti Piñeiro; Estudios de gramática estructural (Buenos Aires, 1969), en colaboración con Mabel M. de Rosetti; y Estudios dialectológicos y lingüísticos. Temas hispánicos (Buenos Aires, 1979). Al cumplir los noventa años de edad, Ana María Barrenechea dio a la imprenta un nuevo libro, titulado Archivos de la memoria (Buenos Aires, 2003).

Bibliografía

  • PEZZONI, Enrique. "Imagen de Ana María Barrenechea", en Homenaje a Ana María Barrenechea. Buenos Aires: Ministerio de Cultura y Educación, 1984.

Autor

  • José Ramón Fernández de Cano