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Barnola Duxans, Pedro Pablo (1908-1986).

Ensayista, investigador, educador, crítico literario y religioso jesuita venezolano, nacido en Caracas el 28 de junio de 1908 y fallecido en su ciudad natal el 12 de enero de 1986. Fue una de las figuras más brillantes de la intelectualidad venezolana del siglo XX, y aportó a la cultura de su nación importantes estudios lingüísticos y literarios.

Hijo de Pedro Barnola y Antonia Duxans, recibió de sus padres una espléndida educación que le permitió desarrollar muy pronto su innata vocación humanística. Traspasado, además, por vivas inquietudes religiosas desde su más tierna infancia, ingresó en su adolescencia en el Colegio de San Ignacio de Caracas, donde brilló de tal forma en sus estudios que acabó siendo enviado a España, para que completara su formación en el Colegio de Loyola y el Colegio Universitario de Oña, ambos pertenecientes a la Compañía de Jesús.

Tras obtener el título de doctor en Filosofía y Letras en 1932, regresó a su Venezuela natal y se dedicó a preparar su carrera sacerdotal, al tiempo que continuaba estudiando con fruición las materias humanísticas que más le atraían (a saber: la literatura, la pedagogía, la filosofía, la teología y la lingüística).

Al poco tiempo volvió a abandonar su país natal para afincarse en los Estados Unidos durante un largo período (1935-1940). Allí, en calidad de alumno del Alma College de la Universidad de Santa Clara (California), Pedro Pablo Barnola cursó estudios superiores de Teología dogmática y moral, Derecho canónico y Sagradas Escrituras; y, simultáneamente, continuó progresando en su carrera sacerdotal conforme a la preceptiva vigente, de tal modo que alcanzó a recibir las órdenes sacerdotales en 1938. Como dato anecdótico, en su carrera eclesiástica figura el hito de haber sido el primer miembro de la Compañía de Jesús con nacionalidad venezolana.

A su regreso a Venezuela, Barnola se enfrascó en la redacción de varios ensayos sobre Literatura que, ante el interés despertado en la comunidad filológica de toda Hispanoamérica, reunió en un primer volumen compilatorio publicado bajo el título de Estudios crítico-literarios (Caracas, 1945). Con el paso del tiempo, habría de dar a la imprenta dos nuevas entregas de este tipo de trabajos, aparecidas -bajo el mismo título que la primera- en 1953 y 1971.

En 1948, ya consagrado como una de las figuras más relevantes del panorama intelectual venezolano de mediados del siglo XX, el jesuita caraqueño asumió la dirección de la revista Sic, al frente de la cual se mantuvo por espacio de un lustro. Poco antes de abandonar esta ocupación, Pedro Pablo Barnola había sido recibido como individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua (concretamente, el 29 de noviembre de 1952), institución de la que acabó siendo uno sus directores (1967-1975). Asimismo, a lo largo de su brillante trayectoria académica e intelectual fue elegido miembro de la Sociedad Bolivariana y Presidente del Colegio Humanista de Venezuela.

Además de la valiosa labor que realizó en calidad de director de Sic, Barnola mantuvo otros fructíferos vínculos con la prensa cultural y religiosa de su tiempo. Así, fue colaborador asiduo del rotativo La Religión, y uno de los fundadores de la revista Edasi, editada por el Colegio de San Ignacio; pero, sin lugar a dudas, el trabajo periodístico que le granjeó más prestigio y notoriedad entre sus compatriotas fue el que realizó durante varios años en el diario El Nacional, donde mantuvo una célebre columna seguida con inusitado interés por una copiosa legión de lectores. En ella, bajo el epígrafe de "Noto y anoto", el Padre Barnola combinaba a la perfección su magisterio filológico, su vocación docente y sus magníficas dotes de divulgador para defender la pureza de la lengua española en Venezuela, como seña inequívoca de identidad nacional.

Infatigable en su afán de superación intelectual, en 1954 Pedro Pablo Barnola, recién publicada su segunda serie de Estudios crítico-literarios (Caracas, 1953) -por la que recibió el Premio Municipal de Prosa del Distrito Federal-, obtuvo el título de Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Javierana de Bogotá. A partir de entonces, emprendió una fecunda carrera docente que, prolongada durante un cuarto de siglo, le llevó a impartir clases en el ya mencionado Colegio San Ignacio de Caracas y en la Universidad Católica Andrés Bello. Durante el segundo lustro de los años cincuenta, el humanista caraqueño ejerció como segundo rector en dicho centro de estudios superiores; por aquel tiempo, su talante abierto y pacífico chocó con la intransigencia y el totalitarismo del gobierno dictatorial de Marcos Pérez Jiménez, que decretaron el arresto del animoso jesuita y su discreta deportación a la alejada población de Barquisimeto.

Miembro de la Comisión Asesora para la edición de las Obras completas del gran escritor e historiador de Maracaibo Rafael María Baralt, el Padre Barnola colaboró también en los estudios filológicos dedicados a conmemorar el primer centenario del fallecimiento de Andrés Bello. El jesuita de Caracas se había interesado enormemente por la obra literaria de este gran prohombre de la cultura y la política venezolanas, hasta el extremo de consagrarle un ensayo titulado La poesía de Bello en sus borradores (Caracas: Ministerio de Educación, 1962). Se trata de un detallado y riguroso estudio en el que Pedro Pablo Barnola hizo gala de sus acreditados saberes filológicos, para acabar desvelando al estudioso de la poesía de Bello algunos de los secretos de su método de escritura.

Al año siguiente, Barnola publicó otro excelente trabajo de erudición filológica, titulado Eduardo Blanco, creador de la novela venezolana. Estudio crítico de su novela "Zárate" (Caracas: Tipografía Vargas, 1963). Basado en la tesis que le había granjeado el título de doctor en Filosofía y Letras, este valiosos trabajo del Padre Barnola le reveló como un agudo crítico especializado en el análisis lingüístico y el cotejo de las coordenadas históricas, si bien puso de manifiesto lo que, en opinión de otra corriente de la Filología venezolana de su tiempo, constituía su principal defecto: su falta de sensibilidad para valorar objetivamente las obras rupturistas e innovadoras, que hacían de la transgresión temática o el desaliño argumental su auténtica razón de ser. Probablemente, el apego de Pedro Pablo Barnola a la tradición clásica, a los métodos escolásticos propios de la escuela jesuítica y al conservadurismo de la moral cristiana influyeron decisivamente en este único handicap que lastra su carrera filológica.

Rector de la iglesia de San Francisco en Caracas, el humanista venezolano publicó otros estudios y ensayos de notable interés, como los titulados Silvas americanas de Andrés Bello (Caracas: Fundación Eugenio Mendoza, 1965), Estudios sobre Bello (Caracas: Ministerio de Educación, 1970), Afirmaciones de cultura (Caracas: Cromotip, 1973) -obra por la que fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura en su convocatoria de 1973-, Senderos de patria (Caracas: Cromotip, 1979), Entonces dije... (Caracas: Cromotip, 1980), Tiempo logrado (Caracas: Cromotip, 1981) y Otras páginas (Caracas: Cromotip, 1982). Además, dedicó otros muchos trabajos a diversos temas históricos y otras curiosidades locales, como los titulados ¿Por qué Bolívar?, ¿Por qué Caracas se llama Santiago de León de Caracas? y Raíz y sustancia de la Civilización Latinoamericana.

Bibliografía.

  • - VILDA, Carmelo. "Pedro Pablo Barnola: humanista", en rev. Sic (Caracas), nº 482 (febrero de 1986), págs. 76-77.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.