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Barcia, Roque (1823-1885).

Filósofo federalista y destacado dirigente cantonalista español, nacido en Sevilla, el año 1823, y muerto en Madrid, en el año 1885.

Su juventud transcurrió en la localidad de La Redondela, próxima a Isla Cristina (Huelva), con la que siempre mantuvo un vínculo muy estrecho a lo largo de toda su vida. Su padre ejercía el oficio de escribano en la mencionada población, además de realizar una gran labor humanitaria en los terribles años de la epidemia de cólera (1833-34), desde su puesto de secretario de la Junta Local de Sanidad. Trasladado a Madrid, el joven Roque se formó ampliamente, sin abandonar nunca los contactos que le unían con su tierra natal y con su feliz infancia en tierras andaluzas.

Una vez finalizados sus estudios, Roque Barcia se convirtió en un viajero infatigable. Visitó varios países europeos y asimiló para sí las nuevas ideas liberales y democráticas imperantes. Fruto de ese periplo fue la publicación, en el año 1854, de su primera obra El progreso y el cristianismo, que fue prohibida por sus concepciones políticos-religiosas en contra de los poderes establecidos. A partir del año 18558 comenzó a desarrollar plenamente su labor política, literaria y oratoria. En sus numerosos escritos periodísticos pronto destacó por su pureza ideológica, su apasionamiento no exento de radicalismo, y por su agudeza intelectual. En esos primeros años de su singladura política y periodística se dedicó a verter en sus numerosas publicaciones su experiencia en el extranjero, con obras como Un paseo por París, Las armonías morales, Historia de los Estados Unidos de América, Reseña de un viaje a Tierra Santa, además de numerosos artículos en diferentes publicaciones. Sus trabajos literarios le granjearon un cierto respeto y reputación entre los intelectuales de la época, especialmente por dos de sus mejores obras: el Diccionario de sinónimos, y, sobre todo, por su monumental y excelente Diccionario etimológico de la lengua castellana, el cual aún hoy sigue teniendo plena vigencia por su abundante información y rigor.

Dentro de los medios liberales progresistas del país, sus artículos periodísticos, publicados en el periódico La Democracia (fundado por Emilio Castelar), le proporcionaron gran popularidad, amén de futuros problemas con el gobierno. Posteriormente se trasladó a Cádiz, donde fundó su propio periódico, llamado El Demócrata Andaluz, que tuvo una corta vida ante la decidida oposición del clero y la posterior excomunión que le lanzó el obispo de Cádiz por sus constantes ataques hacia la Iglesia y sus miembros. La reacción de Roque Barcia ante semejante medida represora por parte de la Iglesia no se hizo esperar, publicando su libro de réplica Teoría del infierno, donde lanzó una durísima crítica a los múltiples vicios que según él estaban inmersos dentro del clero español.

En el año 1866 se produjo una intentona revolucionaria, iniciada en Madrid, contra el gobierno presidido por O´Donnell, que fue rápidamente sofocada. No obstante, su casa de Cádiz fue asaltada y quemada, por lo que Roque Barcia se vio obligado a huir a Portugal. Volvió a España al producirse el triunfo definitivo de la Revolución del año 1868 (La Gloriosa Revolución). Fue elegido diputado y fundó el periódico La Federación Española, desde donde inició una campaña, de claro tinte republicano, en defensa de su postura de feralista-cantonalista. Sus artículos en contra del gobierno y en defensa del republicanismo se hicieron cada vez más incendiarios y violentos, por lo que, posteriormente, se le acusó de complicidad en el asesinato del general Prim del año 1870, único valedor y vigía de la restauración monárquica en la persona de Amadeo de Saboya. Roque Barcia fue puesto en libertad al no hallarse cargo alguno en su contra. Al proclamarse, en el año 1973, la I República española, se convirtió en una de las figuras más destacadas del movimiento federalista y cantonalista. Aglutinó en torno a él a un grupo importante de republicanos intransigentes que promovieron la sublevación federal de Cartagena y que, a la postre, acabó por minar la efímera I República española.

A consecuencia de su participación directa en los sucesos de Cartagena, Roque Barcia tuvo que emigrar de nuevo a Francia, donde abandonó la actividad política directa para dedicarse a la literatura y a la filología. En el año 1875, con la Restauración canovista puesta en marcha, se le permitió regresar a España y se afincó en Madrid, donde murió en el año 1885, ya sin aspiración política alguna.

Ideológicamente, a lo largo de su obra y de sus escritos políticos, destaca el apasionamiento con que combatía sus ideas. Especialmente duros fueron sus ataques a la Iglesia, a la monarquía y a la propiedad privada, a las que consideraba las causas principales de la decadencia española. Roque Barcia nació en la época en que en España se abría camino los primeros esbozos del Romanticismo, y en un momento de clara crisis del sistema liberal; tendencias ambas que Barcia nunca abandonó en su vida política y cotidiana. Roque Barcia, como claro reflejo de su época, fue un hombre impulsivo, contradictorio, inconstante, perspicaz, con claros tintes de genialidad en ocasiones y, como todo hombre adelantado a su época, un total incomprendido.

Bibliografía

  • PAREDES, J: Historia Contemporánea de España (1808-1939). Barcelona, 1996.

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  • FERNÁNDEZ.RUA, J.L: La Primera República. Madrid, 1975.

  • JOVER, J.M: Realidad y mito de la Primera República. Madrid, 1991.

  • LIDA, C.E: Anarquismo y revolución en la España del siglo XIX. Madrid, 1972.

  • MEDIANI, M.A: El cantón de Cartagena. Madrid, 1979.

C. Herráiz García.

Autor

  • C. Herráiz García.