Aylwin Azócar, Patricio (1918-VVVV).
Político y jurista chileno, nacido en Viña del Mar el 26 de noviembre de 1918, presidente del país entre 1990 y 1994.
Hijo de Miguel Aylwin, abogado que llegó a la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia, cursó estudios de Derecho en la Universidad de Santiago, graduándose en 1944 con una tesis titulada El juicio arbitral, que lleva cuatro ediciones publicadas.
En 1945, tras sentirse inclinado por las ideas del humanismo cristiano y del socialismo, se inscribió en la Falange Nacional chilena, antecesora del Partido Demócrata Cristiano. Un año después, inició su actividad política al asumir, dentro de su partido, la presidencia provincial del cuarto distrito de Santiago de Chile. En 1948 fue elegido consejero nacional del Partido Demócrata Cristiano y, un año después, vicepresidente nacional del mismo.
En 1951 fue elegido presidente de la Falange Nacional, cargo que ocupó, posteriormente, en otras seis ocasiones (1958, 1959, 1965, 1966 y 1987).
Desde 1952 hasta 1958 se dedicó a la docencia como profesor de Derecho Administrativo en la Universidad Católica y en la de Chile. Fue profesor de Educación Cívica y Economía Política en el Instituto Nacional, secretario del Instituto Chileno de Estudios Legislativos y consejero del Colegio de Abogados.
En 1965 fue elegido senador por Curicó, Talca, Linares y Maullé, en el sur de Chile, y resultó reelegido por la misma zona en 1973. Con el triunfo de la Unidad Popular y la elección, en 1971, del socialista Salvador Allende como Presidente de la República, fue nombrado presidente del senado, pero abandonó el cargo en 1972, y pasó con su partido al llamado Bloque de Derechas, radicalmente opuesto a los proyectos socioeconómicos de Allende.
Al producirse el golpe militar del general Pinochet, en septiembre de 1973, colaboró con la dictadura, pero pronto comenzó a distanciarse del nuevo poder, y su partido exigió la vuelta a la legalidad democrática. En 1988 pasó a ser el dirigente más activo de la plataforma opositora contra la dictadura, y asumió la dirección de la campaña que derrotó las propuestas de Pinochet sobre una reforma constitucional.
En julio de ese mismo año, partidos de centro e izquierda que integraron la llamada Concentración de 17 Partidos Por la Democracia (CPPD), nombró a Patricio Aylwin candidato único a las elecciones presidenciales del 14 de diciembre de 1989. En éstas obtuvo la mayoría y tomó posesión como Presidente de la República de Chile el 11 de marzo de 1990, por un período de cuatro años. Esta ceremonia marcó la reinserción de Chile en la democracia, y el fin del régimen militar, que hacía 16 años y medio había derrocado al Presidente socialista Salvador Allende y colocado en el poder al general Augusto Pinochet.
El nuevo Presidente anunció la creación de una Comisión de Verdad y Reconciliación, que investigara las denuncias de violaciones de los derechos humanos durante el anterior régimen militar. Al cumplirse el segundo aniversario al frente del gobierno chileno, Aylwin estudió enviar al Congreso un plan de reformas constitucionales a fin de completar una democracia que recibió construida a medias. La herencia de la dictadura militar pesaba todavía en múltiples aspectos de la realidad chilena y se percibía, por ejemplo, en la permanencia de Augusto Pinochet en la comandancia del Ejército, lo que llevó a muchos sectores a calificar la situación de democracia tutelada.
En sus dos primeros años de gobierno dio pasos importantes en esa tarea, aunque para ello debió entrar en complejas negociaciones políticas, ya que la institucionalidad heredada impidió que la Concertación de Partidos por la Democracia, que le llevó al poder, tuviera la mayoría necesaria en el Congreso.
El gobernante chileno logró concertar la convocatoria de elecciones municipales, que se celebraron en junio de 1992 por primera vez desde hacía veinte años, con lo que cumplió su objetivo de democratizar los municipios y cambiar a más de 300 alcaldes que fueron designados por Pinochet antes de entregar el poder. En el campo económico, Aylwin logró la aprobación de una reforma tributaria que posibilitó destinar importantes recursos a programas sociales dirigidos a los sectores más pobres. El 11 de marzo de 1994 traspasó la presidencia a Eduardo Frei, quien había sido elegido en diciembre de 1993.
Cumplidos los 82 años, asumió en 2001 y por octava vez en su vida política la presidencia de su partido, la Democracia Cristiana (DC), para hacer frente a una severa crisis desatada en la mayor formación política del país.
