Ay (1337-1333 a.C.). El anciano faraón que emergió del anonimato para gobernar Egipto
El reinado de Ay, también conocido como Iya, se inscribe en uno de los momentos más convulsos del Antiguo Egipto, al final de la XVIII dinastía. Este personaje enigmático, de orígenes oscuros y edad avanzada al momento de ascender al trono, logró colocarse al frente del país en una época marcada por tensiones internas, restauraciones religiosas y disputas por el poder. Aunque su gobierno fue breve, su figura continúa despertando el interés de historiadores por el papel que desempeñó entre los grandes faraones y por los misterios que aún envuelven su vida y legado.
Orígenes y contexto histórico
Ay nació probablemente en la región de Akhmim y, aunque se desconoce con precisión su linaje, muchos estudiosos coinciden en su probable parentesco con la familia real. Se ha propuesto que podría haber sido hermano de Tiyi, la esposa del faraón Amenofis III, lo que lo convertiría en un personaje con vínculos directos con el trono egipcio. Esta hipótesis se ve reforzada por el hecho de que Ay ostentó cargos de alto rango en la corte de Amarna, entre ellos el de Jefe de los carros de guerra, un título reservado casi exclusivamente a miembros de la familia real.
Su esposa fue una mujer llamada Tiy (también conocida como Teje), quien tuvo un papel destacado en la educación de la futura reina Nefertiti, considerada por algunos como hija biológica del propio Ay. Este nexo con figuras prominentes de la época refuerza la idea de su pertenencia a una red familiar de considerable influencia dentro del sistema político y religioso egipcio.
Durante el reinado de Akhenatón, Ay cayó en desgracia en el año 9 del faraón, posiblemente por no compartir completamente la radical reforma monoteísta en honor a Atón. Sin embargo, su trayectoria política no se detuvo, ya que resurgió con fuerza durante el mandato de su sucesor.
Logros y contribuciones
La carrera de Ay vivió un renacer durante el breve reinado de Tutankhamón, donde ocupó puestos de alta relevancia como Escriba personal del rey y Director de la fiesta de los Nueve. Su prestigio se consolidó con su participación activa en la restauración del culto a Amón, religión tradicional que Akhenatón había intentado suprimir.
En este período de transición, Ay jugó un papel fundamental en la estabilización del reino y en el restablecimiento de las prácticas religiosas tradicionales. Aunque no está documentado oficialmente, se presume que ejerció de Visir, siendo el pariente real de mayor edad con experiencia administrativa para guiar al joven faraón.
Tras la muerte prematura de Tutankhamón, Ay ascendió al trono, adoptando el nombre de coronación Kheper-kheperure. Su legitimidad como faraón fue cuestionada desde el inicio, especialmente por figuras poderosas como Horemheb, militar destacado que también aspiraba al trono. Para consolidar su posición, Ay contrajo matrimonio con Ankhesenamón, viuda de Tutankhamón, quien se cree podría haber sido su nieta, acto que reforzó su autoridad aunque generó controversias dentro de la corte.
Entre sus principales contribuciones, destacan:
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Construcción de un templo funerario al nordeste de Medinet Habu, que incluyó un palacio.
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Actividad constructiva en Karnak y Luxor, especialmente continuando obras iniciadas bajo Tutankhamón.
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Edificación de la Mansión Nebkheperure.
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Fundación de un templo rupestre al norte de Akhmim.
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Diseño de dos tumbas: una en El-Amarna, inconclusa, y otra en el Valle de los Reyes, finalmente no utilizada.
Momentos clave
La vida y el reinado de Ay estuvieron marcados por varios episodios trascendentales que definieron su legado:
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Cae en desgracia bajo Akhenatón (año 9): Posible desacuerdo con la reforma religiosa.
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Asciende políticamente durante el reinado de Tutankhamón: Se convierte en figura clave del gobierno.
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Participa en la restauración del culto a Amón: Reafirma las tradiciones frente al atonismo.
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Posible implicación en la muerte del príncipe hitita Zannanazyash: Este fue asesinado en su viaje a Egipto tras una propuesta de matrimonio por parte de Ankhesenamón.
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Contrae matrimonio con la viuda real Ankhesenamón: Consolidación en el trono.
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Nombramiento de Nakhtmin como Virrey de Kush: Decisión que desató tensiones políticas y militares.
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Enfrentamientos con Horemheb: Este último fue el principal opositor a su mandato.
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Muere sin descendencia directa: Lo que dejó su legado dinástico en entredicho.
Este listado de eventos da cuenta del complejo entramado político, religioso y familiar que rodeó su paso por el poder, destacándose como uno de los períodos más inciertos de la historia del Antiguo Egipto.
Relevancia actual
El reinado de Ay, aunque breve y considerado ilegítimo por muchos de sus contemporáneos, constituye una pieza fundamental en la comprensión del final de la XVIII dinastía. Su vida y acciones arrojan luz sobre el funcionamiento de la corte egipcia tras la revolución religiosa de Akhenatón y la posterior restauración del culto a Amón.
Además, su enfrentamiento con Horemheb, quien lo sucedería en el trono y borraría en gran medida su memoria oficial, demuestra la intensidad de las luchas internas por el poder en este período. La figura de Ay ha sido objeto de revisión por parte de egiptólogos que ven en él no solo a un usurpador oportunista, sino también a un hábil estratega político que supo maniobrar en un entorno adverso.
La tumba que construyó para sí mismo en el Valle de los Reyes, así como el templo funerario en Medinet Habu y otras construcciones en Karnak y Luxor, siguen siendo objeto de estudio arqueológico. Su figura también despierta interés en el ámbito de la divulgación histórica, ya que representa la transición entre el final del reinado amarniense y la consolidación del poder militar que traería la siguiente etapa.
A pesar de los intentos por borrar su nombre de la historia, el reinado de Ay dejó huellas tangibles en la arquitectura, la religión y la política egipcia. Las tensiones provocadas por la designación de Nakhtmin, el vínculo con Mut-nedjemet —esposa de su sucesor— y su asociación con figuras tan emblemáticas como Nefertiti, Akhenatón y Tutankhamón, hacen de este personaje una figura clave para entender uno de los momentos más fascinantes y caóticos del antiguo Egipto.
MCN Biografías, 2025. "Ay (1337-1333 a.C.). El anciano faraón que emergió del anonimato para gobernar Egipto". Disponible en: https://mcnbiografias.com/app-bio/do/ay2 [consulta: 16 de octubre de 2025].