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CineBiografía

Aristarain, Adolfo (1943-VVVV).

Director de cine argentino nacido en Buenos Aires el 19 de octubre de 1943.

Vida

Convertido actualmente en una de las máximas figuras de la historia del cine argentino, Adolfo Aristarain fue durante su adolescencia un joven rebelde más interesado en la música de jazz, la lectura o el cine que en los estudios. Sin acabar la enseñanza secundaria comenzó a estudiar trompeta y se acercaba a los rodajes cinematográficos para curiosear, hasta que finalmente abandonó la disciplina académica para sumergirse de lleno en sus verdaderas aficiones. Debido a que el acceso al mundo del cine era dificultoso, optó por crear una empresa de pinturas con unos amigos. Alternó ese trabajo con otro en un laboratorio de doblaje. En un lento ascenso por el escalafón, pasó de ser meritorio a ayudante de dirección, hasta que en 1967 le surgió la oportunidad de trasladarse a España para el rodaje de Digan lo que digan. En el director Mario Camus encontró a uno de sus principales mentores, y a su lado colaboró en películas como La cólera del viento o La leyenda del Alcalde de Zalamea. Pero como el ascenso definitivo a la dirección seguía estando complicado, tras siete años de residencia en España decidió regresar a la Argentina. Las cosas no mejoraron sin embargo con el traslado, puesto que durante cuatro años continuó como ayudante de dirección a las órdenes de Juan José Jusid, Daniel Tinayre o Sergio Renán.

Gracias a la ayuda económica de unos abogados logró al fin el dinero necesario para financiar su debut como director, La parte del león, un policiaco al que la censura perturbó por su negativa tajante a que aparecieran policías uniformados, delincuentes simpáticos o escenas de droga y sexo. En este primer título de su filmografía quedó sin embargo patente el interés de Aristarain por retratar a personas cuya vida marcha a la deriva hasta que un suceso les hace reaccionar. Incluso cuando esos personajes tienen un presunto éxito social, algo falla en su entorno que les impide estar a gusto. Ese el caso del protagonista de La parte del león (1978), humilde empleado de una fábrica que desea divorciarse de su mujer: un golpe de azar le proporciona una cuantiosa suma de dinero producto del atraco cometido por delincuentes que a partir de ese momento no pararán hasta encontrarle y vengarse.

La fortuna, sin embargo, no acompañó a esta película, que tardó más de un año en recuperar lo invertido gracias al modesto circuito de Arte y Ensayo por el que se mantuvo en distribución. Pese a ello, y sin caer en el desánimo, recibió una oferta de la productora Aries, fundada por los cineastas Héctor Olivera y Fernando Ayala, para dirigir La playa del amor (1979), uno de los largometrajes que compusieron una serie extraordinariamente comercial. Obligado a trabajar bajo férreos condicionantes, como la obligatoriedad de incluir doce canciones, Adolfo Aristarain salió airoso de la empresa, logró que los números musicales fueran parte integrante de esta historia de amores múltiples y adquirió oficio como realizador. El extraordinario éxito de este filme tuvo su secuela inmediata en La discoteca del amor (1980), donde además tuvo la oportunidad de rendir sentidos homenajes cinéfilos a varios mitos de su adolescencia.

Pero temiendo ser encasillado como rutinario director de esta serie renunció a dirigir una nueva entrega, Las vacaciones del amor -que finalmente rodó Fernando Siro-, para centrarse en un proyecto muy querido del cual tenía elaborado un guión: Tiempo de revancha (1981). Este filme lanzó de forma definitiva a Adolfo Aristarain, mediante una sórdida historia de fraudes, sobornos y amistades peligrosas que mostró en plena dictadura argentina la corrupción imperante en las empresas multinacionales. A este éxito le siguió un año después Últimos días de la víctima, de nuevo contando como protagonista con el excelente actor Federico Luppi, sobre un asesino a sueldo que perderá su equilibro por culpa de la mujer a la que le han encargado asesinar. Con un lenguaje narrativo funcional, Aristarain supo dotar a estas historias de una sobrecogedora atmósfera de cine negro y una turbiedad moral que aparecía como metáfora de la propia realidad argentina.

Resultado directo del éxito de estos filmes y de su magnífico acabado final, recibió una oferta desde España para la dirección de una serie televisiva sobre “Pepe Carvalho”, el personaje escrito por el novelista Manuel Vázquez Montalbán. Los dos años invertidos en el proyecto acabaron sin embargo naufragando ante las fuertes críticas del escritor, con el respaldo de medios periodísticos en los que colaboraba como el diario El País, por la adaptación que Aristarain hizo de sus obras narrativas. Hasta tal punto llegaron las fricciones que poco después Vázquez Montalbán llegó a escribir un libro, Asesinato en Prado del Rey, cuya acción comenzaba con el asesinato de un pésimo guionista y director de series llamado Arturo Araquistain.

Estos insospechados acontecimientos influyeron en Adolfo Aristarain, quien encontró problemas para concretar sus siguientes iniciativas. Tras el rodaje en 1986 de La extraña, un thriller psicológico en inglés producido por la Columbia, pasó por una desconcertante etapa de proyectos frustrados, varios de los cuales estaban relacionados con la industria estadounidense del cine. Así, el actor Richard Gere contaba con este cineasta para que dirigiera una historia real ambientada en El Salvador durante los conflictivos años de la guerrilla, y el productor Jorge Estrada Mora le ofreció participar en un proyecto que iban a protagonizar Michael Caine y Sean Young. Pero ninguno acabó realizándose y hubo de recurrir a la fórmula de financiación en cooperativa para lograr que saliera adelante el que a la postre sería uno de los mayores éxitos de crítica y público de su carrera: Un lugar en el mundo (1992). Protagonizado por Federico Luppi, José Sacristán y Cecilia Roth, este filme narra la historia de una utopía: la lucha contra los deseos explotadores de una multinacional sobre un valle que da de comer a infinidad de campesinos. La emotividad y el humanismo bañan las imágenes de este filme, que ganó el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el Goya a la mejor película extranjera de habla hispana y estuvo nominado al Oscar de Hollywood.

De vuelta a España rodó una comedia de crítica social titulada La ley de la frontera (1995) antes de que Martín (Hache) (1997) le devolviera al primer plano de la actualidad y la controversia, gracias a su eficaz radiografía sobre el acercamiento de los seres humanos a las drogas, las dificultades para exteriorizar los sentimientos o las diferencias generacionales entre una juventud de vuelta en todo y unos padres sumergidos en el conservadurismo tras una etapa adolescente próxima a los movimientos revolucionarios.

Lugares comunes (2002) volvió a cosechar el aplauso unánime de crítica y público y un puñado de premios en galas y festivales. En la ceremonia de los premios Goya recogió dos estatuillas a la mejor actriz (Mercedes Sampietro) y mejor guión adaptado.

En septiembre de 2004 estrenó Roma, la historia de un artista desde su niñez en Buenos Aires hasta su primera novela y su madurez en Madrid.

Filmografía

1978: La parte del león.
1979: La playa del amor.
1980: La discoteca del amor.
1981: Tiempo de revancha.
1982: Últimos días de la víctima.
1986: Las aventuras de Pepe Carvalho; La extraña.
1991: Un lugar en el mundo.
1995: La ley de la frontera.
1997: Martín (Hache).
2002: Lugares comunes.
2004: Roma.

Bibliografía

  • BRENNER, Fernando: Adolfo Aristarain. Buenos Aires. Centro Editor de América Latina/Instituto Nacional de Cinematografía. 1993.

  • FELDMAN, Simón: Cine argentino. La generación del 60. Buenos Aires. INC-Legasa. 1990.

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