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LiteraturaBiografía

Aparicio y Ossorio, Eduarda Adelina (s. XX).

Narradora y dramaturga española del siglo XX (aunque tal vez nacida a finales de la centuria anterior), de la que no se conocen otros datos que los referidos a las novelas y piezas teatrales que, en la actualidad, pueden atribuirse con certeza a su autoría. Para firmar algunas de estas obras, utilizó el pseudónimo literario de Adebel.

Sorprende esta falta de atención, por parte de la crítica literaria especializada, hacia la figura de Eduarda Adelina Aparicio y Ossorio, habida cuenta del considerable número de obras que compuso y de que algunas de sus piezas teatrales fueron llevadas a los escenarios o publicadas en el Madrid de la primera mitad del siglo XX, con la consiguiente repercusión en los medios de comunicación del momento.

Respecto a su producción narrativa -de menor interés que sus escritos dramáticos-, hay que citar dos títulos (Por una gota de sangre y Las dos orillas) que corresponden a las dos únicas novelas de la autora que se conservan en la actualidad; sin embargo, en las ediciones impresas de algunas de las obras teatrales de Eduarda Adelina Aparicio aparece también reseñada la noticia de la existencia de una tercera novela original de esta autora, titulada El collar de perlas, obra que, en nuestros días, se considera desaparecida.

Mucho más importante resultó la aportación de la autora a la literatura dramática de su tiempo, en la que irrumpió con el estreno de La díscola, verificado en el Teatro Alcázar de Madrid el día 26 de abril de 1929, en medio de clamorosas ovaciones por parte del público asistente. Se trata de una comedia dramática compuesta de tres actos, en el que la autora se sirve con cierta soltura de los personajes arquetípicos de la alta comedia burguesa de su época para abordar un tema de gran rendimiento sobre los escenarios que acogían dicho teatro burgués: la crítica de los matrimonios concertados por intereses económicos, sin tener en cuenta los sentimientos amorosos de los contrayentes. La crítica inmediata, aparecida en algunos periódicos y revistas de considerable prestigio (v. gr., El Sol, La Voz y El Heraldo de Madrid), no fue tan benevolente como el público congregado el día de la presentación de La díscola, pues señaló enseguida la falta de originalidad en la elección del tema, los motivos y las situaciones dramáticas, y puso de relieve también la escasa pericia que dejaban traslucir la ingenuidad e inocencia de la autora. A pesar de ello, la obra mereció los honores de la imprenta y fue editada en Madrid, a cargo de la Sociedad de Autores Españoles, en 1929.

Por aquellos años finales de la década de los Veinte, Eduarda Adelina Aparicio y Ossorio había concluido una segunda pieza dramática que, bajo el título de El secreto de Julia, puso en manos de la Compañía Alba-Bonafé en 1927, con la intención de que fuera llevada a la tablas. Sin embargo, la extravagante complejidad de esta pieza -que, desde su propia concepción como obrra cómica de enredo, se convierte muy pronto en una gran maraña en la que parece trabarse hasta la propia autora-, hizo necesario que Eduarda Adelina Aparicio volviera a elaborar una nueva versión de dicho texto. Así, El secreto de Julia, en su primera redacción, nunca subió a un escenario; sin embargo, apareció impreso en una edición de la Sociedad de Autores Españoles (Madrid: 1929).

La segunda y definitiva versión de esta obra (ahora titulada Tal para cual o el secreto de Julia) introdujo las modificaciones precisas para hacer posible su puesta en escena, la primera de las cuales afectaba a la propia naturaleza genérica que le concedió su autora, quien mudó la calificación original de "comedia" por el marbete -más ambiguo e impreciso- de "juguete cómico". Con esta y otras sustanciales variaciones en su contenido (que, a pesar de ello, no lograron clarificar mucho la trama), la obra subió finalmente a un escenario el día 25 de noviembre de 1932, fecha en la que fue estrenada por la Compañía de Juan Bonafé en el Teatro María Isabel de Madrid. También la crítica periodística que se ocupó de su reseña mostró cierto desprecio por las supuestas virtudes cómicas de esta obra, aunque no por ello dejó de subrayar una vez más la escasa habilidad de "Adebel" como escritora dramática.

A mediados de 1929, Eduarda Adelina Aparicio y Ossorio concluyó una nueva obra teatral que, si bien nunca llegó a ser representada (según las noticias que han llegado hasta nuestros días), sí quedó recogida en la mencionada edición de la Sociedad de Autores Españoles (Madrid: 1929). Se trata de La voz de la sangre, un drama que, en el fondo, no es más que un boceto con forma teatral de una historia a la que la autora debería haber dado un ropaje narrativo. En su edición impresa aparece su fecha de conclusión: 30 de junio de 1929.

Otra destacada obra teatral de "Adebel" fue la titulada Guillermina, una comedia dramática compuesta de "tres actos y una mutación", de la que tampoco quedan referencias acerca de su posible puesta en escena; no obstante, vio la luz en un edición a cargo de la Sociedad de Autores Españoles (Madrid, 1932). Se trata de confuso argumento en el que se ve implicada una aristócrata que descubre con alborozo sus verdaderos orígenes, anclados en el pueblo y no en una clase nobiliaria a la que, por los vicios y defectos que ve en ella, no desea pertenecer. Sin duda, a este enfoque contribuyó la reciente proclamación de la II República, puesto que los hechos relatados en Guillermina tienen lugar en los meses siguientes al 14 de abril de 1931. Como ya había ocurrido con otras obras de la autora, Eduarda Adelina Aparicio y Ossorio modificó también este texto hasta convertirlo en una nueva obra, ahora titulada Marquesa de Cairsan, que fue editada por la Sociedad de Autores Españoles (Madrid: 1932) como si fuera una segunda edición de Guillermina.

Al margen de estos textos conocidos, en las diferentes ediciones mencionadas hasta ahora aparecen diversas noticias acerca de otras obras de "Adebel", obras de las que, por el momento, sólo conocemos su título. Así, en la contraportada de la edición de Guillermina se asegura que Eduarda Adelina Aparicio fue autora de Por un mantón de Manila, una comedia cómica compuesta de tres actos; en el volumen donde quedó impresa Marquesa de Cairsan se atribuye a la autora otro título, Don Dinero se impone; y en la edición de Tal para cual o el secreto de Julia se añade a la producción dramática de "Adebel" la comedia dramática La fuerza del vínculo y la comedia cómico-dramática Madre y policía.

Según la brillante documentación que aporta una de las principales estudiosas del teatro de aquella época (véase, en "Bibliografía", Pilar Nieva de la Paz), en la Sociedad General de Autores hay registrados numerosos títulos debidos a Eduarda Adelina Aparicio y Ossorio, aunque la mayor parte de ellos hacen referencia a obras comunes, pues sólo están denominando alguna de las muchas versiones que solía ofrecer la autora de cada una de sus piezas. Así, v. gr., la mencionada obra Guillermina no sólo habría sufrido la reelaboración patente en Marquesa de Cairsan, sino que fue objeto de otras modificaciones plasmadas en títulos registrados como La Bastarda de Varsall, Guillermina Varsall, La hija del Cardenal, El Cardenal Crespo Ordoño, etc.

Bibliografía.

  • HORMIGÓN, Juan Antonio (dir.) Autoras en la Historia del Teatro Español (1500-1994). (Madrid: Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena de España, 1996). 2 Vols.

  • NIEVA DE LA PAZ, Pilar. Autoras dramáticas españolas entre 1918 y 1936. (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones científicas, 1993).

Autor

  • J. R. Fernández de Cano