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FísicaBiografía

Anderson, Philipp Warren (1923-VVVV).

Físico estadounidense, nacido en Urbana (Illinois) el 13 de diciembre de 1913. Fue galardonado con el Premio Nobel de Física -que compartió con su compatriota John Hasbrouck van Vleck (1899-1980) y con el británico Nevill Francis Mott (1905-1696)- en 1977, "por sus investigaciones teóricas, fundamentales para explicar la existencia de los momentos magnéticos locales".

Heredó la vocación científica de su progenitor, Harry Warren Anderson, que ejercía de profesor de patología en la Universidad de Illinois, ubicada en Urbana. En esta ciudad nació y creció el futuro premio Nobel hasta que, en 1940, con diecisiete años de edad, se trasladó a Cambridge (Massachusetts) para iniciar sus estudios superiores en la Universidad de Harvard.

Otros muchos antecedentes familiares contribuyeron decisivamente a que el joven Philip Warren se decantase por la vida académica, los estudios y la investigación. Un tío suyo, hermano de su padre, era también profesor universitario; y, por la rama materna, su abuelo había sido profesor de matemáticas en el prestigioso colegio Wabash (sito en Crawfordsville, Indiana), donde también había ejercido como profesor de lengua inglesa un hermano suyo.

Creció en un entorno feliz, compaginando su formación académica con numerosas actividades deportivas al aire libre, a las que era muy aficionado (senderismo, montañismo, piragüismo, etc.). Sus padres le inculcaron un espíritu liberal que, andando el tiempo, le empujó a rechazar las actuaciones más conservadoras y reaccionarias de la política norteamericana -como la famosa "caza de brujas" puesta en marcha por McCarthy (1908-1957), o, años después, la guerra de Vietnam (1959-1975).

En su orientación hacia la Física jugaron un papel importante los científicos Wheeler Loomis y Gerald Almy, amigos de su padre y prestigiosos profesores de dicha materia. No obstante, en un principio creyó estar más dotado para las Matemáticas, sobre todo a raíz de una prolongada estancia en Europa que realizó en 1937, disfrutando con toda su familia de un año sabático que había tomado su padre. Allí, en una escuela de Gran Bretaña, tuvo ocasión de recibir la influencia de excelentes profesores que incrementaron su interés por los números.

Finalmente, se matriculó en Ciencias Físicas en la citada Universidad de Harvard, donde empleó sus tres primeros años de carrera (1940-1943) en estudiar Física Electrónica y otras materias aplicadas que venían impuestas por las autoridades políticas y militares, necesitadas de contar con científicos preparados para el desarrollo tecnológico y armamentístico exigido por la participación de los Estados Unidos en la II Guerra Mundial (1939-1945).

En 1943, cuando ya era uno de los estudiantes más destacados de su promoción, el joven Philip Warren Anderson fue requerido por el Laboratorio de Investigación de la Armada estadounidense, donde adquirió una rica experiencia en la fabricación de antenas, radares y otros equipos de emisión y detección. Durante el cumplimiento de estas obligaciones militares, Anderson tuvo ocasión de conocer el trabajo realizado por los especialistas de las grandes compañías norteamericanas de telecomunicación, como la Western Electric y la Bell Telephone.

Licenciado en Física en 1945, Anderson contrajo nupcias con Joyce Gothwaite, con la que pronto tuvo una hija. Continuó ampliando sus estudios en Harvard, donde, en 1949, obtuvo el grado de doctor, y al poco tiempo se integró en el equipo científico del laboratorio de la Bell Telephone, donde desarrolló gran parte de sus investigaciones, avalado por la experiencia de otros geniales físicos de la época que también prestaban sus servicios en dicha empresa -como William Bradford Shockley (1910-1989), John Bardeen (1908-1991), Charles Kittel, Conyers Herring, Gregory Wannier, Larry Walker y, entre otros muchos, John Richardson.

En 1953 atravesó por una fase de gran enriquecimiento intelectual y personal, al hacer uso de un año sabático en Japón, gozando de una ayuda de la Fundación Fulbright y participando activamente en la Kyoto International Theoretical Physics Conference (Conferencia Internacional de Física Teórica de Kyoto). Y otra estancia fecunda de Anderson en el extranjero tuvo lugar entre 1961 y 1962, cuando pasó un años impartiendo cursos y conferencias en diferentes centros de estudios superiores del Reino Unido (como el Cavendish Laboratory y el Churchill College, ambos pertenecientes a la Universidad de Cambridge).

A suelo inglés regresó Anderson en 1967, ahora en calidad de profesor invitado de la recién citada Universidad de Cambridge, en cuyo Cavendish Laboratory estuvo trabajando hasta 1975. Al término de este largo período en Gran Bretaña, el científico de Illinois regresó a los Estados Unidos para aceptar un ventajoso puesto docente, en calidad de profesor de Física Teórica, en la Universidad de Princeton (Nueva Jersey), cargo que compaginó con su regreso laboral a los laboratorios de la Bell Telephone (donde acabó ejerciendo como Consejero de la División de Investigaciones Físicas).

Tras la obtención del premio Nobel en 1977, Philip Warren Anderson fue requerido como profesor, investigador y conferenciante en numerosos lugares del mundo. Su fecunda trayectoria docente se prolongó hasta mediados de los años noventa, cuando, ya septuagenario, impartió clases en el Balliol College de Oxford (Reino Unido). Allí permaneció, como profesor emérito, hasta el año 2000.

Descubrimientos y aportaciones de Anderson

Considerado como uno de los padres fundadores de la moderna física del estado sólido, su incesante trabajo abarca campos tan variados como el ferromagnetismo, la resonancia magnética, la superconductividad, los semiconductores, los superfluidos, los materiales amorfos, los líquidos cuánticos, el efecto Kondo, los vidrios de espín y las estrellas de neutrones.

Acerca del comportamiento eléctrico de los materiales amorfos, Anderson publicó en 1958 uno de sus más célebres artículos, "Absence of diffusion in certain random lattices" (Ausencia de difusión en ciertos retículos aleatorios"). En este texto capital para la Física contemporánea dedicada al estudio de los cuerpos sólidos, el científico de Urbana analiza los movimientos de los electrones en los sólidos cristalinos, así como sus funciones de onda asociadas, las interacciones entre diferentes electrones y las que se producen entre estos y los átomos (siempre a la luz de las recientes aportaciones de la mecánica cuántica). De estos estudios dedujo que, cuando las fluctuaciones de la energía en la red son pequeñas, los electrones muestran una gran libertad de movimiento, con lo que el cuerpo sólido al que pertenecen es un buen conductor; pero si las fluctuaciones son muy grandes, los electrones tienden a quedarse atrapados en las inmediaciones de átomos aislados, lo que confiere al cuerpo sólido que los posee la condición de aislante.

La suma de las aportaciones presentadas por el físico de Illinois en este artículo configura la denominada Teoría de la Localización de Anderson, y sentó los fundamentos de la física de los semiconductores amorfos; además, esta valiosa teoría dio lugar al desarrollo de las prácticas con materia condensada, con plasmas y con la radiación electromagnética confinada.

Singular importancia tuvieron también los hallazgos y descubrimientos de Anderson sobre la ruptura de la simetría dentro del átomo, que le permitieron desarrollar algunas teorías magnéticas de gran aplicación en la física de las partículas y en otros estudios sobre superconductividad.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.