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LiteraturaBiografía

Andahazi-Kasnya, Carlos Federico (1963-VVVV).

Narrador argentino, nacido en Buenos Aires en 1963. Autor de una de las novelas más leídas y polémicas de la literatura argentina de la última década del siglo XX, está considerado como una de las grandes revelaciones de las Letras hispanoamericanas contemporáneas.

Nacido en el seno de una familia en la que pudo desarrollar desde niño su innata vocación artística (es hijo del poeta húngaro Béla Andahazi-Kasnya, y nieto del aristócrata, político y pintor homónimo, que llegó a compartir estudio en París con Pablo Picasso), comenzó a cultivar la escritura creativa alrededor de los trece o catorce años de edad, motivado por la lectura de Edades y temporadas, un poemario escrito por su padre. Tanto éste como su esposa alentaron la precoz carrera literaria del joven Federico, quien, antes de haber cumplido los veinte años de edad, se enfrascó en la redacción de su primer proyecto novelístico. El envío de algunos capítulos de esta opera prima, convenientemente adaptados a la estructura del cuento, a la revista Crisis permitió al autor novel -siempre alejado, por decisión propia, de los cenáculos literarios y el mundillo editorial de su país- entrar en contacto con uno de los pocos escritores argentinos que han tenido una influencia decisiva en la forja de su profesión: el narrador y periodista de Mar del Plata Osvaldo Soriano, a la sazón director editorial de la publicación. Crisis cerró antes de poder publicar los relatos de Andahazi, pero Soriano citó en persona al joven autor y le manifestó el gran interés que habían despertado en él sus textos, al tiempo que le instaba a que siguiera escribiendo. A la sazón, Federico Andahazi estaba iniciando sus estudios superiores en la universidad, de donde saldría convertido en psicoanalista (profesión que también desempeñaba su padre); el impacto del juicio de Osvaldo Soriano le sumió, paradójicamente, en tal desconcierto que no volvió a escribir durante cerca de cinco años, hasta que no hubo completado su formación universitaria. El esbozo de novela que tanto había gustado a su mentor quedó reducido a un proyecto frustrado, aunque Andahazi continuó leyendo vorazmente a los grandes autores universales que, andando el tiempo, habrían de dejar la huella de su magisterio en su propia obra: Cervantes, Dostoievsky, Kafka, Jack London y Camilo José Cela.

El apoyo de sus padres animó a Federico Andahazi a retomar la pluma unos años después. Centrado, durante este retorno a la escritura, en el complejo género de la narrativa breve, en 1995 se dio a conocer como escritor merced a dos espléndidos relatos que, bajo los títulos de "Las piadosas" y "Por encargo", fueron distinguidos en el Certamen Nacional de Cuentos del Instituto Santo Tomás de Aquino con sendas menciones de un jurado formado por los escritores Marco Denevi, María Granata y Victoria Pueyrredón. Un año después, en septiembre de 1996, su relato titulado "La trilliza" fue galardonado con el primer premio del "Concurso de Cuento Buenos Artes Joven II", cuyo jurado estaba también constituido por personalidades señeras del panorama cultural argentino (Liliana Heer, Carlos Chernov y Susana Szwarc).

Al cabo de un mes, cuando su novela titulada El anatomista quedaba mencionada, en España, entre las finalistas del prestigioso Premio Planeta en su convocatoria de 1996, Federico Andahazi se alzaba, con esta misma obra, con el primer premio de novela de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat. El fallo del jurado (compuesto, en esta ocasión, por María Angélica Bosco, Eduardo Gudiño Kieffer, Raúl Castagnino, José María Castaneira de Dios y la ya citada María Granata) dio lugar a uno de los mayores escándalos del panorama literario argentino actual, ya que quedó inmediatamente desautorizado por Amalia Lacroze de Fortabat, la multimillonaria directora de la fundación que lleva su propio nombre. A instancias de la Sra. de Fortabat -que había hecho pública su disconformidad con las altas dosis de erotismo que encerraba entre sus páginas El anatomista-, la fundación que convocaba el certamen manifestó que "la obra premiada no contribuye a exaltar los valores más elevados del espíritu humano", por lo que Andahazi quedó desposeído de la victoria en dicho concurso (aunque no así de los quince mil dólares que llevaba aparejados el primer premio).

Pocos meses después, la editorial Planeta publicó en España la primera edición de El anatomista (1997), que, para oprobio de la Fundación Lacroze, pronto se convirtió en uno de los mayores bestsellers de las Letras argentinas, y mereció su inmediata traducción a varios idiomas. La novela relata las vicisitudes del anatomista italiano del siglo XVI Mateo Colón, médico personal del Papa, que en sus estudios sobre el cuerpo femenino descubrió la existencia del clítoris (denominado por él "Amor veneris"). El escándalo que produjo este hallazgo (del que Mateo Colón dejó constancia en su obra De re anatomica, actualmente desaparecida) llevó a su descubridor ante un tribunal de la Inquisición, y obligó a las autoridades a mantenerlo oculto durante mucho tiempo.

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.