Amunátegui Solar, Domingo (1860-1946).
Abogado, historiador y político chileno, nacido el 20 de octubre de 1860 en Santiago y fallecido en Santiago el 4 de marzo de 1946, a los ochenta y seis años de edad.
Vida
Hijo de Miguel Luis Amunátegui Aldunate y de Rosa Solar Valdés, cursó sus primeras letras en la escuela de Fredes, de donde pasó, en 1870, al Instituto Nacional de Santiago, colegio de larga tradición familiar, pues en él se habían formado también su padre y su tío. Finalizado el bachillerato, en 1878 se matriculó en la Universidad de Chile para comenzar sus estudios de leyes que finalizó en 1881 con brillantes calificaciones.
Tras pasar cuatro años en el ejercicio de la abogacía, hizo un paréntesis para marchar a París y, a su regreso a Chile en 1887, fue nombrado subsecretario del ministerio de Justicia e Instrucción Pública. Dos años más tarde ocupó la cátedra de Derecho Constitucional y Administrativo y de Economía Política en el Instituto Pedagógico, al tiempo que se incorporaba a la plantilla de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Despertado ya su interés por los temas históricos, ese último año de 1889 publicó Los primeros años del Instituto Nacional, obra que le dio a conocer en el ámbito nacional y le decidió a continuar por el camino de la investigación y el estudio. De hecho, en 1891 renunció a su empleo en el ministerio para dedicarse por completo a su vocación, que se vio reconocida públicamente en 1892, cuando fue designado sustituto de Abdón Cifuentes para impartir la materia de historia en el Instituto Nacional. Este nombramiento llegó casi al tiempo que el de director del Instituto Pedagógico, donde hizo cuestión personal lograr la libertad de enseñanza para las mujeres. En 1893 asumió la dirección de la revista Los Anales de la Universidad de Chile.
Poco después se incorporó a las filas del Partido Liberal y, a partir de ahí, los cargos se sucedieron uno tras otro, hasta culminar, en 1911, en el decanato de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, institución en la que luego fue rector hasta su jubilación en 1922. En 1907 hizo un paréntesis en sus tareas magisteriales para dedicarse de lleno a la política, y en octubre de ese año fue designado ministro de Justicia e Instrucción Pública, cargo en el que sólo permaneció durante un año, pues se incorporó a la Comisión Organizadora del Primer Congreso Científico Panamericano. Ese mismo año asumió por segunda vez la cartera de Justicia e Instrucción Pública hasta 1910, y hubo luego un tercer mandato, aunque en esta ocasión sólo detentó el cargo ministerial por pocos días. En 1918 fue llamado nuevamente al ejecutivo para asumir por tercera vez esta cartera, y otra vez más en 1923, con Alessandri, que lo requirió para ser ministro de Interior.
Su erudición se plasmó en los muchos estudios que fue publicando mientras se dedicava a sus actividades políticas. Además de la segunda parte de la obra antes citada, que vio la luz bajo el título El Instituto Nacional bajo los rectorados de Manuel Montt, don Francisco Fuentes y don Antonio Varas, publicó La enseñanza del Estado (1894), El sistema de Lancaster en Chile (1895), Mora en Bolivia (1897), Un soldado de la conquista de Chile (1898) y La sociedad chilena del siglo XVIII (1898). En 1901 apareció la primera parte de una de sus obras magistrales, Mayorazgos y títulos de Castilla en Chile, de la que luego llegaron otros tres volúmenes. Al tiempo que investigaba para esta magna obra, escribió Las encomiendas indígenas en Chile, publicadas en dos volúmenes entre 1900 y 1910. Entre las obras de carácter biográfico cabe traer a colación Don Francisco Solano Astaburuaga (1905), que relata la trayectoria vital del ilustre político. Otras obras suyas fueron Noticias inéditas sobre Juan Martínez de Rozas (1911), Don José Perfecto Salas y un texto de historia de Chile, en dos volúmenes.
Fundó la Sociedad Chilena de Historia y Geografía junto con otros eruditos, como José Toribio Medina, Gonzalo Bulnes o Ricardo Latcham, institución que publicaba la Revista Chilena de Historia y Geografía, en la que él sacó a la luz varios de sus trabajos, como Bosquejo histórico de la literatura chilena.
De su reconocimiento internacional dan cuenta las distinciones otorgadas por diversas instituciones: en 1908 fue nombrado miembro honorario de la Universidad argentina de La Plata, corrrespondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid un año más tarde y, en 1912, miembro correspondiente de la Hispanic Society of America y Oficial de Instrucción Pública de Francia, y, en 1914, Comendador de la Corona de Italia. También fue miembro de la Academia Chilena de la Lengua (1915), miembro honorario de la Universidad de Tucumán (1916) y correspondiente del Instituto de Perú (1918). En 1921 fue nombrado miembro de la junta de Historia y Numismática Americana de Buenos Aires y Oficial de la Orden Italiana de San Mauricio y San Lázaro.
