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PolíticaHistoriaBiografía

Álvarez de Castro, Mariano (1749-1810).

Militar español, nacido en Burgo de Osma (Soria) en 1749 y muerto en Figueras (Gerona) el 22 de enero de 1810.

Vida

Miembro de una ilustre familia castellana, empezó su carrera militar muy joven. En 1768 se incorporó al ejército y sirvió como oficial en las Guardias Reales Españolas y fue a estudiar a la Academia de Barcelona, de la que salió en 1775. Su trayectoria fue fulgurante: en 1783 era segundo teniente de fusileros, pasó con el mismo empleo a granaderos tres años más tarde, y ascendió a teniente coronel de Infantería en 1789, el mismo año en que fue nombrado primer teniente de fusileros; en 1791 fue nombrado teniente de granaderos. En 1793 tomó parte en la guerra contra Francia, en la campaña del Rosellón, año en el que también fue ascendido a coronel de Infantería. En 1794 y 1795 fue, sucesivamente, capitán supernumerario y brigadier.

Participó en el bloqueo de Gibraltar desde septiembre de 1799 hasta que terminó, y en la expedición de Portugal desde mayo de 1801 hasta que se firmó la paz. Se encontraba en Barcelona en 1808, al frente del castillo de Montjuich, cuando el 29 de febrero las tropas francesas se presentaron a ocupar la fortaleza; quiso resistir y, así, mantuvo a raya al general francés Dubesme hasta que una orden expresa del gobierno le hizo entregar el castillo.

Logró evadirse de Barcelona, fue nombrado general de la vanguardia del ejército de Cataluña en el Ampurdán; finalmente, se le nombró gobernador interino de la plaza de Gerona, que defendió por espacio de muchos meses contra el ejército francés, lo que le valió el ascenso a mariscal de campo en abril de 1809.

Precisamente su participación en la defensa de la ciudad es la causa de que su nombre se haya inmortalizado. El sitio de la plaza, el tercero que sufría durante la guerra de la Independencia, duró del 2 de mayo al 11 de diciembre de 1809. Durante ocho largos meses los franceses convirtieron en ruinas la ciudad; el hambre y la peste acabaron con casi todos sus defensores y el mismo Álvarez, víctima de unas crueles tercianas que lo redujeron al estado más extremo, tuvo que resignar el mando después de recibir los Sacramentos, pero sin haber firmado la capitulación. Encargó entonces la defensa al teniente de rey Julián de Bolívar, que sí la firmó. A pesar de hallarse Álvarez moribundo, los franceses lo sacaron de la cama, lo hicieron prisionero y lo condujeron a Francia. Allí lo retuvieron en Perpiñán y Narbona, donde lo maltrataron como si de un malhechor se tratara; poco después lo trajeron a Figueras, y lo encarcelaron en el castillo de San Fernando de Figueras el 9 de enero de 1810, en una cuadra, en la que se le encontró una mañana muerto, bien fuese por el efecto que debieron causar aquellas violencias sobre su salud aniquilada, bien como otros sospechan, porque fue asesinado. Se dijo que había sido envenenado, y así se hizo constar en la lápida conmemorativa que se colocó en el castillo en 1815, lámina destruída por los franceses en 1823 y mandada reponer al año siguiente.

Bibliografía

  • CARRASCO y SAYZ, Adolfo. Icono-biografía del generalato español. (Madrid, 1901).

  • PÁEZ RÍOS, Elena. Iconografía hispana (Madrid, 1966).

Autor

  • alberto gil novales