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PolíticaBiografía

Alonso, Teodora (1827-1911).

Heroína filipina, nacida en Manila el 9 de noviembre de 1827 y fallecida en la misma ciudad el 16 de agosto de 1911. Célebre por haber sido la madre de José Rizal, está considerada una de las figuras legendarias de la historia de Filipinas, de cuya vida y personalidad se tienen amplios conocimientos a través de los testimonios de su propio hijo.

Proveniente de una familia acomodada de criollos filipinos -su padre, Lorenzo Alonso, fue abogado y representante en las Cortes de España-, Teodora Alonso recibió una educación acorde a su condición de dama de la clase alta, estudiando en el prestigioso Colegio Santa Rosa de Manila. Desde muy joven manifestó además interés por ampliar sus conocimientos en la rama de las Artes pero también en ciencias como las Matemáticas, por lo que adquirió una vasta cultura. A los veinte años se casó con un próspero comerciante de Biñán, Francisco Mercado, de cuyo matrimonio nacieron once hijos: el séptimo de ellos fue José, quien estaría destinado a convertirse en la figura más importante de la Historia de Filipinas. Al igual que hicieron sus propios padres, Teodora Alonso procuró que todos sus hijos recibieran una exquisita educación, labor en la que ella misma dejó una honda impronta como así se desprende de los testimonios de Rizal.

Establecida en Calamba (Laguna), Teodora Alonso se dedicó al cuidado de su numerosa prole, pero también participó en la administración de los negocios familiares, que incluían desde el cultivo de arroz, azúcar o maíz hasta una pequeña fábrica de tintes; al parecer, gran parte de la prosperidad de la familia Mercado se debió a su buen hacer al frente de estas actividades. Asimismo, frecuentó las reuniones de intelectuales en Manila y su fuerte personalidad le ocasionó algún problema con la justicia; ya en 1872 fue encarcelada por primera vez a causa de un pleito personal.

En 1890 tuvo que trasladar su residencia a Manila debido a la persecución que las autoridades españolas iniciaron contra las familias de los propagandistas filipinos, y al año siguiente fue arrestada junto a algunos de sus hijos acusada de actividades subversivas. El propio Rizal contó en sus memorias que, obligada a realizar una marcha de cuatro días a pie pese a su avanzada edad, su madre afrontó dicha penalidad con tal valentía que el gobernador español decidió libertarla. Ese mismo año partió hacia el exilio de Hong Kong pero regresó a las islas tras tener noticias del destierro a Mindanao de José (1893); incluso, volvió a hacerse cargo de la hacienda familiar debido a la enfermedad de su marido.

Al ser condenado Rizal a muerte en diciembre de 1896, Teodora Alonso imploró al gobernador el perdón que finalmente no le fue concedido, y tras la inevitable ejecución nunca cejó en el empeño de recuperar los restos mortales de su hijo, lo que finalmente consiguió dos años más tarde. La tradición cuenta que siendo ya muy anciana rechazó una pensión que la Asamblea filipina le había ofrecido con las siguientes palabras: “Mi familia nunca ha sido patriótica por dinero [...], si el gobierno no sabe en qué emplearlo, que reduzca los impuestos”.

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  • MAH 0303