A B C D E F G H I J K L M N O P Q R S T U V W X Y Z
DeportesBiografía

Alí, Muhammad o Cassius Clay (1942-2016)

Cassius Clay, más conocido como Muhammad Alí.

Boxeador estadounidense, nacido en Louisville (Kentucky, Estados Unidos de América) el 17 de enero de 1942 y fallecido en Scottsdale (Arizona, Estados Unidos) el 3 de junio de 2016. Aunque fue inscrito en el registro civil con el nombre de Cassius Marcelus Clay, pasó a llamarse Muhammad Alí a partir de 1964, fecha en la que abrazó la fe islámica. Considerado como uno de los más grades boxeadores de todos los tiempos (así como una de las figuras más brillantes y polémicas del deporte mundial de la segunda mitad del siglo XX), reunió en su espectacular palmarés los títulos más importantes de su disciplina deportiva, como el de Campeón Olímpico (1960) y Campeón del Mundo de los Pesos Pesados (1964, 1974 y 1975).

A lo largo de su dilatada y rutilante trayectoria profesional, disputó un total de sesenta y un combates, de los cuales ganó cincuenta y seis (treinta y seis de ellos, por un contundente KO). En calidad de Campeón del Mundo de los Pesos Pesados, puso en juego su título en veintidós ocasiones, veinte de las cuales se resolvieron a favor suyo. En su etapa de máximo esplendor como figura internacional del boxeo -hacia mediados de la década de los años sesenta-, Alí medía un metro y ochenta y ocho centímetros, pesaba cien kilos y militaba en la categoría de los pesos pesados.

Nacido en el seno de una humilde familia de raza negra asentada en el profundo Sur de los Estados Unidos, no gozó de muchas oportunidades para ganarse la vida, por lo que, como tantos otros jóvenes negros dotados de excepcionales cualidades físicas, decidió probar suerte en el mundo del deporte. Su poderosa fuerza, sumada a una notable elasticidad y a una agilidad felina, le permitió destacar muy pronto en el ámbito del boxeo, actividad en la que comenzó a ejercitarse a la temprana edad de doce años.

Durante el decenio siguiente, el joven Clay tomó parte en cientos de combates de categorías juveniles, en la mayor parte de los cuales resultó vencedor (sus primeros trofeos fueron el Campeonato de Chicago, los Guantes de Oro y el Campeonato amateur de la Athletic Union de 1960). Esta vertiginosa progresión le permitió formar parte, todavía en calidad de boxeador aficionado o amateur (es decir, no profesional), del equipo nacional que defendió la bandera estadounidense en los Juegos Olímpicos de Roma, celebradas en 1960. Este acontecimiento sirvió al joven Clay como plataforma de lanzamiento a escala internacional, ya que todo el mundo pudo contemplarle en el podium, con tan sólo dieciocho años de edad, luciendo sonriente la Medalla de Oro que ganó en la categoría de los Pesos Semipesados.

Su debut como profesional tuvo lugar en 1962, cuando el púgil de Louisville contaba veinte años de edad. Tras protagonizar una ascensión fulgurante entre los aspirantes al título de campeón del mundo -ya dentro de la categoría de los Pesos Pesados-, Cassius Clay estuvo listo para enfrentarse con su compatriota Sonny Liston (1932-1970) -a la sazón, campeón del mundo en dicha modalidad pugilística- en 1964. De este combate, que se disputó en Miami (Florida) el día 25 de febrero, el joven Clay -entrenado, a la sazón, por Angelo Dundee- salió convertido en el nuevo campeón de la categoría, tras haber derrotado a Liston, que abandonó la lucha en el séptimo asalto. La preceptiva pelea de revancha no vino sino a confirmar el nacimiento de una nueva estrella mundial en el deporte de las doce cuerdas, pues en dicho combate -verificado en 1965- el ya flamante campeón Clay se deshizo de Liston en los instantes iniciales de la contienda, de un terrible punch que mandó a su ilustre rival a la lona en el primer asalto.

Mohamed Alí arrebata a Sony Liston el título de campeón mundial [Miami, 1964].

La prensa especializada y los aficionados de todo el mundo comenzaron a hacerse lenguas de este poderoso y, a la par, espectacular pugilista, que exhibía un estilo propio e inconfundible, caracterizado por una audaz guardia baja y un permanente bascular de hombros que desorientaban a sus contrincantes, así como por una sorprendente y eléctrica movilidad de brazos y piernas, con la que potenciaba su contundente pegada. Sus constantes desplazamientos sobre el cuadrilátero habrían de marcar toda una época en la historia del deporte que, a mediados del siglo XIX, había reglamentado el duque de Queensberry (1844-1900).

Su palmarés como profesional fue enriqueciéndose vertiginosamente, con victorias tan sonadas como las que consiguió frente a Floyd Patterson (1935- ), al que derrotó, por abandono, en el transcurso de aquel mismo año de 1965; al canadiense George Chuvalo, a quien venció en Toronto en 1966; al británico Henry Cooper(1934- ), que, a pesar de su terrible gancho de izquierda, conocido como “el martillo de Henry”, resultó vencido por Clay en Londres, en 1966; al alemán Karl Mildenberg, al que ganó en suelo germano en 1967; y, entre otros, a Ernie Terell y Zora Folley, de los que se deshizo fácilmente en -respectivamente- Houston (Texas) y Nueva York.

Muhammad Alí, en uno de sus combates

Convertido en uno de los grandes referentes en que se miraban los jóvenes de la populosa comunidad afroamericana de los Estados Unidos, Cassius Clay empezó a establecer contactos con diferentes colectivos formados por ciudadanos norteamericanos de su misma raza, y orientados hacia parcelas muy diversas de la vida pública estadounidense, como la política y la religión. Hacia 1967, sus relaciones con los Hermanos Musulmanes -una secta que sumaba a su defensa del Islam sus reivindicaciones políticas- le llevaron a abrazar el islamismo y a abandonar su antiguo nombre anglosajón por el apelativo musulmán de Muhammad Alí (que eligió en homenaje a su maestro musulmán, Elijah Muhammad). Exigió, a partir de entonces, que se le llamase únicamente por este último nombre, y se encargó de castigar cruelmente sobre el propio ring a aquellos colegas que, para intentar descentrarle, se empecinaban en seguir llamándole Cassius Clay.

Su condición de líder de la población de color le empujó a denunciar las injusticias y desigualdades que oprimían a sus hermanos de raza, actividad en la que alcanzó resonancia internacional en 1967, cuando se negó a incorporarse al servicio militar, en pleno auge de la Guerra de Vietnam (1959-1975), alegando que los políticos blancos y acomodados utilizaban a los ciudadanos negros como carne de cañón en las contiendas bélicas. Como castigo, las autoridades estadounidenses le negaron la licencia para seguir boxeando, con lo que fue desposeído del título de Campeón Mundial de los Pesos Pesados. Durante varios años, recayó sobre él la amenaza de la cárcel; pero ni los jueces ni los políticos, conscientes del predicamento que había alcanzado entre los ciudadanos de raza negra, se atrevieron a reducirle a presidio.

Coincidiendo con aquella dura etapa en su peripecia vital, Muhammad Alí -que se dedicó a dar conferencias para mantener a su familia- se casó por segunda vez con Belinda Boyd, después de haberse divorciado de su primera esposa, Sonji Roi, con la que apenas había estado casado un año.

Amnistiado finalmente en 1970, Alí volvió a subirse al ring para derrotar al argentino Oscar Bonavena, y emprender así un nuevo ascenso entre los aspirantes a ese cinturón mundial que le habían arrebatado por turbios intereses políticos. Pero esta segunda trayectoria fue mucho más áspera que la inicial, ya que los tres años que había pasado alejado de los cuadriláteros le habían privado, en parte, de su espléndida forma física. Así, el 8 de marzo de 1971, en el célebre Madison Square Garden de Nueva York, sufrió su primera derrota como profesional a manos de su compatriota Joe Frazier (1944- ), quien le venció a los puntos en un combate por el título mundial (con una bolsa por medio de dos millones y medio de dólares); y poco después perdió un combate por knockdown -el primero de su carrera profesional- y volvió a sufrir una derrota a los puntos.

Sin embargo, el mundo del boxeo aún deparaba muchas jornadas de gloria a Muhammad Alí. Empecinado en su propósito de recuperar ese cinturón que le había sido injustamente arrebatado, el día 30 de octubre de 1974 compareció en Kinshasa (Zaire) para enfrentarse al campeón vigente, su compatriota George Foreman (1949- ), otro púgil colosal que había protagonizado -y aún habría de protagonizar durante muchos años más- memorable veladas. Esta pelea, bautizada por la prensa internacional como "el combate del siglo", venía respaldada económicamente por una bolsa de 5,45 millones de dólares, la mayor cantidad invertida hasta entonces en un combate pugilístico.

Tras un comienzo emocionante y un violento intercambio de golpes durante siete intensos asaltos -en los que Foreman parecía dispuesto a derribar a un rival que encajaba con asombrosa entereza todos los puños que le impactaban-, Muhammad Alí venció a Foreman en el octavo y recuperó ese anhelado cinturón que, a los treinta y dos años de edad, volvía a distinguirle como el campeón del mundo de los Pesos Pesado y, desde luego, como uno de los boxeadores más grandes de todos los tiempos.

Al cabo de un año del "combate del siglo", el púgil de Louisville puso en juego su título ante Joe Frazier, el primer boxeador que le había derrotado sobre un cuadrilátero en su arrolladora trayectoria profesional. Alí se tomó cumplida revancha de Frazier en esta contienda -verificada en Manila (Filipinas) en octubre de 1975-, si bien Frazier opuso una tenaz resistencia que dio lugar a una de las peleas pugilísticas más bellas de la historia.

Con todo, la carrera de un Muhammad Alí ya bien entrado en la treintena se hallaba ya en su fase natural de decadencia. Tres años después de haber conquistado por segunda vez el título mundial de los Pesos Pesados, Alí perdió su corona frente a los guantes poderosos y veloces de Leon Spinks (1953- ), una joven revelación del boxeo que, a pesar de haber disputado hasta entonces sólo siete peleas como profesional, venció al carismático pugilista de Louisville el 15 de febrero de 1978, en la ciudad de Las Vegas, tras un combate pactado a quince asaltos que se resolvió a los puntos.

En un último coletazo de rabia y dignidad que acreditaba que había sido The Greatest ("el más Grande", como el propio Alí solía referirse a sí mismo, y como habría de ser presentado ante la posteridad, años después, desde el título de su archifamosa biografía), Muhammad Alí recuperó por vez tercera el cinturón de los Pesos Pesados el día 15 de septiembre de aquel mismo año, en Nueva Orleans, donde se tomó cumplida revancha del nuevo y fugaz campeón, Leon Spinks (a quien el título sólo le había durado seis meses).

Pero el declive del "Rey del Mundo" -nombre que también se dio Alí a sí mismo en varias ocasiones- era ya imparable. Y así, el 2 de octubre de 1980 fue derrotado estrepitosamente por otro gran campeón del Sur de los Estados Unidos, Larry Holmes (1949- ), conocido por el apodo pugilístico de "el asesino de Easton", a quien habría de durarle la corona siete años (1978-1985). Aún intentó Alí seguir en activo entre la elite del boxeo mundial, con la esperanza de recuperar algún día, por cuarta vez, el título de campeón; pero en diciembre de 1981, tras una patética pelea frente al jamaicano Trevor Berbick, Muhammad Alí abandonó definitivamente el deporte de las doce cuerdas.

Poco después, el veterano deportista de Kentucky comenzó a dar muestras, en sus apariciones públicas, de verse afectado por unas graves alteraciones físicas que hacían sospechar que sufría serios problemas de salud. En 1984, Alí salió al paso de todos los rumores y comentarios haciendo público que padecía la terrible enfermedad de Parkinson, cuyo imparable proceso neurodegenerativo pronto empezó a hacerse patente en la hasta entonces impresionante planta de The Greatest. Alí decidió sacar partido de su mal presentándose ante el mundo como adalid de la recaudación de fondos para la lucha contra esta dolencia, y como ejemplo de la tenaz resistencia que el ser humano puede oponer a la enfermedad.

En 1996, ya convertido en uno de los grandes mitos de la cultura popular norteamericana del siglo XX, Muhammad Alí protagonizó uno de los momentos más emotivos de la historia de las Olimpiadas, al prender la llama que inauguraba los Juegos Olímpicos celebrados en la ciudad estadounidense de Atlanta.

Tres años después, en noviembre de 1999, Alí fue declarado en Viena "el mejor boxeador del siglo XX". Y al cabo de cinco años, en mayo de 2004, el Instituto Árabe-Americano le concedió el Premio Jail Gibran por su actividad en favor del mundo en desarrollo. En la larga lista de premios, homenajes y distinciones que le llovieron durante la última etapa de su vida, cabe citar también la Medalla Presidencial a la Libertad, que le otorgó el gobierno de los Estados Unidos el 9 de noviembre de 2005. El propio presidente Bush (1946- ), que se encargó de colgarle personalmente esta condecoración, definió a Alí como "fiero boxeador y hombre de paz".

Autor

  • J. R. Fernández de Cano.