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PolíticaBiografía

Alejandro II, Zar de Rusia (1818-1881).

Zar de Rusia de la dinastía Romanov, nacido en Moscú el 29 de abril de 1818 y muerto en San Petersburgo el 13 de marzo de 1881. Fue el primer hijo de los seis que tuvieron el zar Nicolás I y Carlota de Prusia.

Síntesis biográfica

Zar reformador y partidario de la paz, paradójicamente tendría que hacer frente a numerosos descontentos y al nacionalismo de sus súbditos. Fue Nicolás I quien, en los primeros años de su reinado, liberó a los campesinos rusos de su adscripción a las tierras que cultivaban; medida a la que siguieron otras muchas reformas administrativas, penales, educativas o económicas. Todo esto no impidió la extensión de las ideas revolucionarias, de modo que cuando en 1866 sufrió un atentado fallido, su política se hizo más autoritaria. En los años setenta, el paneslavismo de la mayoría de los rusos le implicó en las guerras de independencia de los pueblos eslavos de los Balcanes contra los turcos, que militarmente acabarían con victoria, aunque políticamente el éxito sería mediocre y se obtendrían regulares ganancias en el Congreso de Berlín (1878). A partir de esta fecha fue acosado por revolucionarios extremistas, que atentaron varias veces contra su vida. Al fin, una bomba terminaría con ella.

Alejandro II, un zar reformador

Casó en 1840 con María Teodora de Hesse-Darmstadt (hija de Luis II de Hesse), y más tarde con Catalina Dolgoruki. Tuvo con ambas una numerosa descendencia, hasta once hijos: Alejandra (1842); Nicolás (1843); el zar Alejandro III (1845); Vladimir (1847); Alejo (1850); María (1853); Sergio (1857); Pablo (1860) -todos estos con María Teodora-; Jorge (1872); Olga (1874) y Catalina (1878) -con Catalina Dolgoruki).

Fue coronado zar en 1855, poco después de la derrota rusa en la Guerra de Crimea. Su primera tarea fue lograr la firma de una paz relativamente favorable (paz de París), por la que se prohibía la navegación de buques de guerra rusos en el mar Negro y debía ceder Besarabia a los turcos. Pero la fastuosa y multitudinaria coronación de Alejandro II colocó en un segundo plano la derrota; el zar hizo gala de generosidad, condonó multas e impuestos e indultó a muchos presos políticos, entre ellos decembristas de 1825 (que se habían opuesto a la proclamación de su padre, Nicolás I) y otros como el escritor Fedor Dostoievsky. Su persona estaba también acorde con tan gran solemnidad, alto, de ojos azules, agradable y elegante; al contrario que su padre, no tenía simpatías por lo militar, fue más bien un idealista.

Muy activo a principios de su reinado, suprimió muchas de las prohibiciones establecidas por Nicolás I y, sobre todo, tomó la decisión de liberar al enorme número de siervos rusos (40 millones). La gran complejidad de la cuestión retrasó su puesta en práctica varios años, hasta marzo de 1861, cuando publicó el Manifiesto de Emancipación. La medida le valió el reconocimiento de los liberales rusos pero creó nuevos problemas como el empobrecimiento de los campesinos y el estallido de numerosos motines. Tampoco frenó esa decisión la difusión de ideas revolucionarias, especialmente en las universidades rusas, cuyos alumnos eran sobre todo de clase media. El mismo campesinado acabó por dejarse influir y criticó a su benefactor, que asustado reintrodujo leyes que limitaban la libertad de los estudiantes. Pero en 1861, se desataron importantes alborotos en San Petersburgo y Moscú y el zar tuvo que rectificar.

Alejandro II se sentía incapaz de detener la ola de nihilismo que amenazaba el país. En este contexto tuvo que hacer frente a un nuevo y sangriento alzamiento polaco, sofocado con dificultades. Esta brutalidad no le restó prestigio entre la nobleza (que agradecía las numerosas fiestas que organizaba) y las clases medias, que siguieron considerándole un “zar libertador” tras la aplicación de nuevas reformas: una nueva ley educativa (1863), autonomía local y abolición de los castigos corporales (1864), posibilidad para los militares de ascender por méritos propios, etc. Comenzó además a dotar a Rusia de infraestructuras: bancos, ferrocarriles, instituciones culturales, etc. En 1866 un estudiante atentó contra su vida y la salvó gracias a un sombrero providencial que desvió el disparo.

La expansión en Asia y el paneslavismo

Alejandro II perdió la confianza y adoptó en lo sucesivo una política represiva, que alimentó el naciente anarquismo promovido por Mijail Bakunin. Personalmente tenía problemas familiares, se había enamorado de Catalina Dolgoruki, con la que en 1872 tendría su primer hijo, seguido de una niña en 1874, a los que dio el título de príncipes. Su esposa María, dolida, se entregó a una intensa vida religiosa; igualmente, casi todos sus hijos se distanciaron de él. Para no perder la compañía de la única que le guardó afecto, María, se negó a conceder inicialmente su mano a Alfredo, hijo de la reina británica Victoria, lo que impidió por el momento suavizar las tensiones entre los dos países. Alejandro II se había anexionado casi todos los territorios turcos de Asia central, y los británicos se inquietaron de su cercanía con la India; el punto de tensión estaba en Afganistán. Finalmente el zar consintió y la boda se celebró en julio de 1873, lo que no evitó nuevos problemas entre Rusia y el Reino Unido por el reavivamiento del paneslavismo, que quería unificar a todos los pueblos eslavos bajo la dirección de Rusia y establecer una capital común en Constantinopla (Estambul).

Alejandro II no pudo impedir la afluencia masiva de voluntarios rusos en ayuda de los bosnios (1875). Contrario a la guerra, tuvo que declararla a Turquía cuando los serbios fueron derrotados en 1876 y tras reclamar sin éxito autonomía para Bosnia, Herzegovina y Bulgaria. Las hostilidades se iniciaron en abril de 1877. No sin dificultades, los ejércitos rusos llegaron hasta Adrianópolis, a un centenar de kilómetros de Constantinopla, y luego a San Stéfano, a tan sólo diez kilómetros. El éxito parecía cercano para Alejandro II cuando Gran Bretaña reaccionó e impuso sus condiciones en el Congreso de Berlín de 1878. El zar recuperó Besarabia y la tutela de una Bulgaria más reducida respecto a los planes iniciales, pero no el control de los estrechos ni una salida al Mediterráneo, lo que frustraba su principal objetivo. Fue una humillación para Alejandro II, que tuvo que sufrir numerosas críticas hasta de la nobleza, mientras el descontento popular daba nuevo aliento a los revolucionarios.

A la caza de Alejandro II

El zar salió indemne de un nuevo atentado, los disparos de un maestro, mientras paseaba; también Catalina Dolgoruki sufrió amenazas y Alejandro II quedó aterrorizado. En busca de una mayor seguridad, aprobó medidas de control extraordinarias (registros indiscriminados, condenas a muerte para acusados políticos, etc.). Pero los atentados se repitieron, obra de la organización “Voluntad del Pueblo”: en junio de 1879 el tren de equipajes del convoy imperial en el que viajaba con su familia saltó por los aires en la estación de Moscú, y su propio tren se libró por pura casualidad. Unos meses después hicieron explotar dinamita en el Palacio de Invierno, bajo un comedor, y una vez más la suerte acompañó a Alejandro II, pues ese día se retrasó inesperadamente la cena.

El cerco continuó cerrándose sobre todo cuando el general Miguel Loris-Melikov, por encargo del zar, suavizó enormemente el gobierno; ante el temor de que Alejandro II recuperase el aprecio del pueblo, los terroristas intensificaron sus acciones y colocaron minas en los lugares de posible paso o asistencia del zar. Al final lograron su objetivo: el 13 de marzo de 1881, el día siguiente de la aprobación (aún sin firma) por Alejandro II de un documento que abría las puertas a un gobierno parlamentario, una bomba mató a algunos guardias de su reducida comitiva y una segunda bomba lo alcanzó a él. Quedó mutilado y no murió inmediatamente, sino que sobrevivió lo suficiente para llegar al Palacio de Invierno y allí fallecer al poco tiempo. Tenía 63 años. La pena de los rusos fue sincera, pues a pesar de sus defectos y errores había tratado de servir a su pueblo.

Bibliografía

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  • WARNES, D. Chronicle of the Russian Tsars. Londres, Thames-Hudson: 1999.

Enlaces en Internet

http://www.emich.edu/public/history/moss; Página con el texto completo del libro de W. Moss (en inglés).
http://www.herodote.net/histoire03031.htm; Página con información sobre algunos hechos de la vida de Alejandro II (en francés).
http://marchif.crosswinds.net/texte/16/16694.html; Página con datos genealógicos de Alejandro II (en francés).
http://members.surfeu.fi/thaapanen; Página con información sobre los Romanov (en inglés).
http://www.moscowkremlin.ru/romanovs.html; Página con diversa información e imágenes sobre los Romanov (en ruso).

Autor

  • Bernardo Gómez Álvarez