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HistoriaPolíticaBiografía

Alberto I, emperador del Sacro Imperio y duque de Austria (1248-1308).

Emperador del Sacro Imperio (1298-1308), nacido el 13 de junio de 1248 y fallecido el 1 de mayo de 1308 junto al rio Reuss, en Suiza. Destronó y sucedió a Adolfo I de Nassau, pero vio sus derechos disputados por parte de la nobleza alemana y por el papa Bonifacio VIII.

Hijo primogénito de Rodolfo I de Habsburgo y de Gertrudis de Hohenberg, en 1282 recibió el gobierno de los ducados de Austria y Estiria, junto con su hermano Rodolfo; un año después, por el acuerdo de Rheinfelder, obtuvo el gobiernbo en solitario. Se distinguió en su administración y por sus dotes militares, lo que le hizo convertirse en aspirante a la sucesión imperial, cosa que la política de Rodolfo I no pudo garantizar. Sofocó una rebelión en Estiria, contuvo los ataques húngaros y luchó con éxito contra los nobles austriacos y el arzobispo de Salzburgo, que reclamaban mayores poderes.

A la muerte de Rodolfo I en 1291, Alberto recibió el resto de los territorios de los Habsburgo en el alto Rin y en Suabia. Los electores eclesiásticos renanos, encabezados por el arzobispo Gerardo de Maguncia, rechazaron su candidatura, debido a su gran poder e influencia y en 1292 eligieron rey de Alemania a Adolfo de Nassau, un vasallo de Colonia y del conde Palatino, que podría resultar más manejable. Pero no fue así. Adolfo concertó una alianza con Eduardo I de Inglaterra contra Felipe IV de Francia y desde 1295 comenzó a conocer la oposición elcesiástica. El mismo papa, Bonifacio VIII, se puso del lado de Alberto de Habsburgo, que, contando además con el apoyo de Gerardo de Maguncia y de Wenceslao II de Bohemia, en 1298 depuso a Adolfo, acusándolo de haber expoliado las propiedades de la Iglesia. El asunto se resolvió con la derrota y muerte de Adolfo en la batalla de Göllsheim (2 de junio), de su rival, según las crónicas antiguas. Alberto fue elegido rey de Alemania en Frankfurt el 27 de julio de 1298 y un mes después fue coronado en Aquisgrán.

Para conseguir el poder, Alberto había tenido que ceder previamente ante los electores y confrimó los privilegios que los príncipes habían arrebatado a la ciudades, aunque a cambio, en la dieta de Nuremberg de 1299 redujo los impuestos sobre el comercio. Protegió a los judíos y en 1299 puso fin a las querellas entre Francia y el Imperio, relativas a los territorios de Borgoña, aceptando un arbitrio y sellando la paz con una alianza matrimonial, firmada en Tours en diciembre. En agosto de 1300 fue derrotado por el conde Juan de Hainaut, a quien Alberto debió reconocer la usurpación de los feudos vacantes de Holanda y Zelanda. La amistad entre Alberto I y Felipe el Hermoso de Francia fue vista con preocupación por los electores, que intuían que el poder que sgnificaba esa unión podría desligar al emperador de su influencia. Por otra parte, Bonifacio VIII, a pesar de que Alberto le había ayudado a destronar a Adolfo de Nassau, se negó a reconocer a Alberto hasta que éste renunciase a los derechos imperiales sobre el norte de Italia. En octubre de 1300 el papa organizó una liga contra el emperador en la que se integraron los anteriores partidarios de Adolfo de Nassau, y que fue encabezada por el propio hermano de Adolfo, el arzobispo Diether de Trier (o de Tréveris). Alberto I recurrió al apoyo de las ciudades del Rin, prometiendo futuras reducciones de los impuestos regios y fue capaz de asegurar la paz mediante varias campañas contra el arzobispo de Maguncia, que había conseguido que se sublevasen los cuatro electores del Rin. En 1302 el rey envió embajadores a Bonifacio para descargarse de la sentencia de excomunión y de las acusaciones que le vinculaban como asesino de su señor ligio, Adolfo de Nassau; pero el papa necesitaba la ayuda del emperador para poder enfrentarse con éxito a Felipe IV de Francia y el 30 de abril de 1303 otorgó a Alberto de Austria el reconocimiento pontificio. El emperador respondió con el juramento de fidelidad al papa y la promesa de no enviar vicarios imperiales a Toscana o Lombardía en el plazo de cinco años.

Resuelta la querella contra el Papado, Alberto I pudo trabajar para reforzar su posición dinástica dentro del Imperio, lo cual le obligó a volver su vista hacia el este. Su cuñando Wenceslao II de Bohemia, rey de Polonia desde 1300, quería asegurar la herencia de la corona de Hungría en su hijo, Wenceslao III. La alianza entre Bohemia y Francia hubiese significado un gran peligro para el Imperio y Alberto se lanzó a resover la cuestión cuanto antes y en 1304 inició una campaña contra Bohemia. La muerte de Wenceslao II en 1304 hizo que Wenceslao III abandonase sus pretensiones y el fallecimiento de éste en 1306 puso fin a la dinastía de Bohemia y Alberto pudo asegurar la posesión de Moravia y Bohemia como feudos imperiales para su hijo Rodolfo. El emperador también trató de asegurarse Turingia como un feudo del Imperio, pero su derrota en mayo de 1307 contra el margrave Federico, combinada con la muerte del heredero Roldolfo, un mes después, causaron que Bohemia pasase al duque Enrique de Carintia y marcaron la pauta para nuevas rebeliones. Juan de Suabia, hijo de Rodolfo y sobrino del emperador, desde que había alcanzado la mayoría de edad había reclamado en varias ocasiones los territorios que habían pertenecido a su familia, a lo cual siempre se había negado Alberto. Una nueva insurrección de los suizos obligó al emperador a marchar contra ellos, acompañado de varios nobles que se habían conjurado para darle muerte, entre ellos su sobrino Juan. Alberto fue apuñalado por su sobrino y rematado con un golpe en la cabeza por Juan Walter de Eschenbach.

De su matrimonio con Isabel, hija del conde Meinhardo del Tirol, tuvo Alberto cinco hijos y seis hijas, una de las cuales, Inés de Austria, fue reina de Hungría. Alberto I fue enterrado en la catedral de Spira, donde Inés de Austria hizo erigir un monumento en su memoria, el Königsfelden. Fue sucedido por Enrique de Luxemburgo, que reinó como Enrique VII. Sobre Alberto I se forjó una leyenda en Suiza que lo tachaba de cruel y tirano, que ha sido debidamente desmontada por los historiadores actuales.

Bibliografía

  • DIEGO HERNANDO, M. El Imperio en la Europa medieval. Madrid, 1996.

  • HALLER, J. y DANNENBAUER, H. De los Carolingios a los Satufer. Época antigua de los Emperadores alemanes (900-1250). México D. F, 1974.

  • SCHARAMM, P. Kaiser, Rom und Renovatio: Studien zur Geschichte des römischen Erneuerungsgedankens vom Ende des karolingischen Reiches bis zum Investiturstreit. Darmstadt, 1957.

  • THOMPSON, J.W. Feudal Germany. Chicago, 1928.

JMMT

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero