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ReligiónLiteraturaBiografía

Aguirre Carbo, Juan Bautista (1725-1786).

Poeta y orador ecuatoriano, miembro de la compañía de Jesús. Nació en Daule (Guayas), el 11 de abril de 1725, y murió en Tívoli (Italia) el 15 de junio de 1786. A los quince años ingresó en la Compañía de Jesús, en la que al profesar cambió su nombre de bautismo, Tomás Carlos, por el de Juan Bautista. Habiendo asimilado toda la cultura clásica, filosófica y teológica propia de la carrera jesuítica, sobresalió como catedrático en la docencia de Filosofía y Teología Moral en la Universidad de San Gregorio. Ávido siempre de nuevos y amplios conocimientos, acogía sin miedo las ideas de filósofos como Leibniz, Bacon y Descartes, aunque sin desligarse de la filosofía aristotélica. Junto con otros 77 jesuitas más, se vio obligado a abandonar su país en 1765, dada la orden de expulsión decretada por el rey Carlos III de España. Fue así como se tuvo que refugiar en Italia.

Superior del convento de jesuitas de Rávena y luego rector del colegio de Ferrara, al quedar extinguida la Compañía de Jesús por decreto del Papa Clemente XIV en 1773, fijó su residencia en Roma, cuando era papa Pío VI. Allí gozó de gran estima tanto por parte de obispos y cardenales, como de religiosos que a él acudían en busca de consejo en temas teológicos, filosóficos y morales. En 1781 se trasladó a Tívoli, en busca de un clima más favorable para su delicada salud; allí se ganó el aprecio del obispo Gregorio Barnaba Chiaramonti, quien, al ser elegido papa con el nombre de Pío VII, le escogió como teólogo consultor.

Desde muy joven, el P. Aguirre mostró gran facilidad para la versificación. Entre sus primeros poemas se encuentran Caída de Luzbel y La Concepción de María, pero el más famoso de ellos fue su Carta a Lizardo, obra saturada de tristeza metafísica, en la que la tesis central es que "empezar a vivir es empezar a morir" ("Pálida a la mañana / antes que el sol su bello nácar rompa, / muere la rosa, vana / estrella de carmín, fragante pompa, / y a la tarde, otra vez; dos veces muerta: / ¡Oh incierta vida en tanta muerte cierta!"). Mas no toda su poesía fue triste y desesperada, pues también cantó al amor, aunque sólo fuera como ejercicio retórico, en poemas como Los hermosos ojos de las niñas bellas y A una dama imaginaria. También escribió poemas jocosos, como Carta a Zoilo y A un Zoilo. Su cuaderno manuscrito Versos castellanos, obras juveniles, misceláneas, que le fuera arrebatado en el momento en que abandonaba su país, reapareció muchos años más tarde y fue publicado por el crítico argentino Juan María Gutiérrez, en Buenos Aires, en 1865. Escribió en latín los tratados de Lógica, Metafísica y Física, de los que sólo se conserva el último, que, traducido al español, fue publicado en 1982 por la Universidad Católica. El P. Aguirre, hombre eminente tanto en ciencia como en virtud, mereció la atención de estudiosos como Juan María Gutiérrez, quien publicó parcialmente sus poemas en Estudios Biográficos y críticos, y sobre todo de Gonzalo Zaldumbide, quien descubrió sus altas cualidades poéticas y lo elevó a la categoría de poeta colonial americano, en un amplio estudio publicado en París en 1917, y reproducido en Quito en 1942.

Autor

  • Cipriano Camarero Gil