Achá, José María de (1810-1868).
Militar y político boliviano, nacido el 8 de julio de 1810 en Cochabamba y muerto en la misma ciudad en 1868, que fue presidente de la república desde 1861 hasta 1864, cuando el golpe de Estado de Melgarejopuso fin a su mandato presidencial.
Abrazó muy joven la carrera militar, en la que cosechó notables éxitos en la campaña de la Confederación peruano-boliviana, al mando de Santa Cruz y en la batalla de Ingavi, a las órdenes del presidente Ballivián. Nombrado ministro de guerra por Linares, se rebeló contra éste, para derrocarlo en 1861 junto con el argentino Ruperto Fernández -ministro de gobierno- y el general Manuel Antonio Sánchez (los tres formaban el denominado "triunvirato de los golpeadores"). La vida política del país tomó entonces un nuevo rumbo porque, poco después, se convocó una Asamblea Constituyente, en la que se eligió a Achá (1861) como presidente provisorio, cargo que le fue confirmado por las elecciones populares del año siguiente, asumiendo la presidencia constitucional en el mes de agosto.
Impasible ante las matanzas de Loreto, en La Paz, obra del sanguinario coronel Yáñez, así como frente al linchamiento de éste por parte del pueblo enardecido, Achá fue ganándose la animadversión de los paceños. A pesar de su talento como militar y de sus dotes de mando, no supo hacer frente a la revolución encabezada por su colaborador y protegido Mariano Melgarejo, quien le arrebató el poder poniéndose al frente de la conjura tramada contra el presidente en Cochabamba; en esta ciudad, en efecto, el 28 de diciembre de 1864, Melgarejo sublevó al regimiento de rifleros, redujo al presidente a prisión e impuso, por la fuerza, su candidatura a la presidencia. (De esta forma se dio comienzo a uno de los períodos más negros y sanguinarios de la historia de Bolivia, el denominado período "melgarejista".)
Durante el gobierno de Achá se redactó una nueva constitución (1863); se creó la Corte Suprema de Justicia en Cochabamba, ciudad que también fue dotada de su primera imprenta; se intentaron reformas en la minería y en la legislación agraria, con escasos resultados. En política externa, Bolivia tuvo problemas con Chile a causa de la ocupación, por parte de este país, de la bahía de Mejillones, lo cual pasó a segundo plano ante el peligro común que significaba para toda América la intervención de Europa en México, y los intentos de reivindicación de España en 1864. A las divergencias existentes entre Perú y Bolivia se les puso fin con el tratado del 5 de noviembre de 1863.
Bajo su gobierno se aprobó el proyecto de un préstamo con Inglaterra para construir un ferrocarril a la costa, y para comprar barcos que posibilitarían la defensa en caso de un eventual ataque de Chile, que ya estaba interesado en las huaneras y salitreras de la costa boliviana. La tramitación de este proyecto fue encomendada al industrial Avelino Aramayo; cuando ya todo estaba listo, el proyecto se vino abajo por la negativa del ministro de hacienda, Miguel María de Aguirre, con lo que se malogró una iniciativa que habría sido capaz de salvaguardar los derechos de Bolivia en el litoral Pacífico. La memoria de Achá es respetada por la historia, aunque su gobierno, anárquico y débil, no fue de mucho provecho para el país.
