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HistoriaBiografía

Abú Muhammad Abdallah I al-Adil (ca. 1192-1227).

Califa almohade nacido hacia 1192 y muerto en Marruecos el 4 de octubre de 1227. Ejerció el califato sobre Al-Andalus y Marruecos en una época de fuerte expansión cristiana en la Península y un consiguiente debilitamiento del poder almohade.

Hijo de Yaqub al-Mansury de una esclava portuguesa llamada Sirr al-Husn, Abdallah al-Adil fue sobrino del califa almohade Abd al-Wahid I, contra quien se sublevó desde Murcia en marzo de 1224.

Convencido por el visir Ibn Yuyyan convocó a los almohades de Murcia, que lo proclamaron califa y después viajó a Sevilla. Allí destituyó al gobernador recién nombrado por su tío, Abú-l-Rabí ibn Abí Hafs y después recibió el reconocimiento como califa de todo Al-Andalus excepto del Levante. Al conocerse las noticias en Marruecos se comenzaron a sublevar los jeques almohades contra el califa Abd-al-Wahid, al que asesinaron a finales de 1224, proclamando a Muhammad al-Adil.

Pero pronto comenzaron los problemas en Al-Andalus: al-Bayasí, a quien al-Adil había arrebatado Jaén y Úbeda, se hizo fuerte en Baeza y solicitó la ayuda de Fernando III de Castilla, que en otoño de 1224 había comenzado sus campañas andaluzas con la toma de Quesada. El califa puso a su hermano Abú-l-Ula Idris (el futuro al-Mamoun) al frente del ejército para la toma de Baeza, que comenzó en invierno de 1224. Al-Bayasí aceptó reconocer a al-Adil y entregar a su hijo como garantía; esto motivó la retirada a Sevilla de Idris e inmediatamente al-Bayasí volvió a la rebelión. La primavera siguiente al-Adil envió un nuevo ejército desde Sevilla para reducir al rebelde, lo cual fue impedido por las tropas cristianas. Después de estos dos fracasos al-Adil no volvió a intentar la conquista de Baeza.

En cuanto el ejército regresó a Sevilla, donde se encontraba al-Adil, la ciudad fue atacada por las tropas leonesas al mando de Martín Sánchez, un bastardo de Sancho II de Portugal. El califa impotente para rechazar al enemigo, fue recriminado por el pueblo sevillano y al-Adil se vio obligado a armar a la plebe que, junto con el ejército regular, marchó sin concierto a las afueras de la ciudad y avanzó hacia Tejada, donde fueron derrotados por los leoneses, con un balance para los sevillanos de más de diez mil bajas entre muertos y prisioneros.

Pocos meses después los castellanos atacaron las tierras de Murcia, arrasando Cuenca, Hueta, Miya y Alarcón y causando más de cuatro mil bajas. Al mismo tiempo al-Adil conoció la defección del señor de Valencia, Denia, Játiva y Alcira, Abú Zayd, que juró fidelidad a Fernando III. El rey cristiano y el señor musulmán se dirigieron a la conquista de Jaén, cuya inexpugnabilidad les condujo a saquear Loja, Granada y Monjícar. Después intentaron de nuevo la conquista de Sevilla y aunque no lo consiguieron infligieron una nueva derrota al ejército de al-Adil (1225) y consiguieron la posesión de Córdoba, después de que los cordobeses detuvieran a su gobernador Abú Musa (hermano de al-Adil) y lo entregaran a al-Bayasí. La crónica Rawd al mi'tar indica que los almohades también perdieron Málaga.

La crítica situación de Al-Andalus hizo que al-Adil viajase a Marruecos en noviembre de 1225 como único medio para conservar el califato. Dejó como gobernador general de Al-Andalus a su hermano Abú-l-Ula y destituyó al visir Ibn Huyyan, a quien sus privados habían culpado de las derrotas frente a los cristianos. Cuando cruzó el Estrecho fue recibido por Muhammad ibn Abí Hafs, a quien entregó el gobierno de Ifriqiya por el mero hecho de haber compuesto un verso ingenioso; para entregarle este gobierno destituyó a Abú Zayd, a quien llamó a Marruecos y nombró visir. La caída de Ibn Huyyan provocó el levantamiento en Marruecos de la facción árabe que lo apoyaba. Mientras, Al-Adil, ignorante de la situación interna del país, confirmó a los altos dignatarios en sus puestos y escribió una carta oficial a Abú-l-Ula en la que le informaba del magnífico estado de los asuntos en Marruecos.

Mientras, en Al-Andalus al-Bayasí puso sitio en Sevilla a Abú-l-Ula (1226), sin conseguir conquistar la ciudad. Entre junio y agosto del mismo año Fernando III conquistó Capilla, contando durante el cerco con el apoyo logístico de al-Bayasí, que envió provisiones desde Córdoba. La connivencia de éste con los cristianos provocó una rebelión en la ciudad califal que terminó con su vida. Su cabeza fue enviada a Marruecos.

En 1227 al-Adil había perdido gran parte de los apoyos con los que anteriormente había contado. Su principal oposición vino por parte del clan de los Haskura, que asolaron la región de Dukkala. Los jeques de Hintata y Tinmallal, adictos a al-Adil, se movilizaron para enfrentarse a los Haskura y pidieron una audiencia con el califa antes de salir a campaña; pero conocieron unas palabras ofensivas con que al-Adil se había referido a ellos y se ofendieron hasta el punto de matar al califa con sus propias manos. Fue sucedido por Yahya ibn al-Nasir al-Mutasim.

Las crónicas musulmanas describen a Abú Muhammad Abdallah al-Adil como un hombre blanco, de elevada estatura, delgado, con ojos castaños, nariz aguileña y rala barba.

Bibliografía

  • HUICI MIRANDA, A. Historia Política del Imperio Almohade. Tetuán, 1957.

  • JOVER ZAMORA, J.M. (dir). "El retroceso territorial de Al-Andalus", en Historia de España Menéndez Pidal, vol. VIII-II. Madrid, Espasa Calpe, 1994.

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero