Abdolah, Kader (1954-VVVV).
Narrador iraní, nacido en 1954. Tras verse obligado a abandonar su país por causas políticas en 1988, emprendió el camino de un exilio que le condujo hasta Holanda, donde consiguió el estatuto de refugiado político. Allí, Kader Abdolah reanudó una carrera literaria que había emprendido en su país natal, aunque el forzado giro que había experimentado su existencia le llevó a cambiar no sólo de estilo y registros narrativos, sino incluso a servirse del holandés como vehículo de sus fabulaciones.
Así las cosas, a comienzos de la década de los años noventa publicó dos colecciones de relatos que fueron recibidas con grandes elogios por parte de críticos y lectores, y consagraron a su autor como uno de los narradores más imaginativos y originales del panorama literario europeo. Se trata de los volúmenes titulados Las águilas y Las muchachas y los partisanos, obras que dejaban entrever la afición de Abdolah por la creación de prodigiosas fabulaciones que, en cierta medida, venían a suplantar la triste realidad en que se desarrollaba su vida de exiliado.
Pero su consagración definitiva en el ámbito de la narrativa occidental vino de la mano de su novela titulada El viaje de las botellas vacías (traducida al castellano en 1999), un extenso relato de la peripecia de un ficticio exiliado iraní que, como era de esperar, contiene numerosos ingredientes autobiográficos. Valiéndose de una prosa sobria y depurada, en la que las construcciones sintácticas extreman en todo lo posible su simplicidad, Kader Abdolah presenta la desolada visión del mundo de Bolfazl, su protagonista, cuando llega a su destino de exiliado. La originalidad de esta espléndida novela radica en la recuperación, por parte de Abdolah, de un viejo recurso propio de la prosa europea: el juego de posibilidades que ofrece el punto de vista de un oriental que descubre, de golpe, el sinsentido de algunas de las normas, costumbres y convenciones sociales de esa parte del mundo que se considera más civilizada. Así, en el contraste entre las apreciaciones del exiliado Bolfazl y los recuerdos familiares (generalmente, infantiles) que estas observaciones le suscitan, Kader Abdolah va tejiendo un impresionante diálogo entre un pasado cada vez más quebrado y remoto, y un presente que, en las medidas de sus posibilidades, va llenando los resquicios de esa ruptura.
JRF.
