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HistoriaBiografía

Abd al-Malik (ca. 973-1008).

Caudillo militar de al-Andalus, hijo primogénito de Almanzor, nacido aproximadamente en el 973 y muerto en 1008. Gobernó, ocupando el cargo de hachib, desde la muerte de su padre en 1002 hasta la fecha de su fallecimiento. Su gobierno se caracterizó por el mantenimiento de la situación anterior, ya que a grandes rasgos siguió las pautas de gobierno marcadas por su padre.

Hijo de Muhammad ibn Abi Amim al-Mansur, más conocido por su nombre en las crónicas cristianas de Almanzor, Abd al Malik estuvo desde muy joven vinculado a las decisiones de gobierno de su padre, fue declarado heredero de forma oficial en 991 a la edad de dieciocho años, momento en el que Almanzor gobernaba de forma absoluta y se encontraba en la cumbre de su poder, relegando al califa reinante, Hisham II, a un segundo plano, puesto que sólo disfrutaba de una relativa autoridad religiosa.

En el año 996 la madre de Hisham II, Subh, intentó sacar del alcázar de Córdoba parte del tesoro califal, con la idea de financiar un movimiento en contra de Almanzor y sus descendientes, para devolver a su hijo el control de la situación. La conjura fue descubierta y con el apoyo de los alfaquíes, Almanzor decidió trasladar el tesoro califal a Medina al-Zahira. El encargado de trasladar tan ingente tesoro fue Abd al Malik que cumplió la orden de su padre el 24 de Mayo de año 986.

Abd al-Malik participó activamente en las acciones militares emprendidas por su padre, acompañándole y dirigiendo expediciones en contra de los reinos cristianos del norte de la península; también dirigió los ejércitos de Almanzor, en las campañas realizadas en el norte de África, en el año 1000 condujo al ejército que conquistó, en nombre de Hisham II y del caudillo amirí, la ciudad de Fez.

En el año 1002 Abd al-Malik ocupó el puesto de su padre en la corte califal, en este momento tuvo que hacer frente a una serie de problemas, por un lado los reinos cristianos que pagaban parias a su padre se sintieron desligados de sus compromisos; por otro lado en Córdoba surgió un movimiento en contra del régimen amirí, dirigido por clientelas omeyas e importantes oficiales de origen eslavo que veían con malos ojos el poder que acumulaban los bereberes traídos por Almanzor del norte de África, reclamaban la ocupación efectiva del poder por parte de Hisham II. Abd al-Malik hizo frente a las dificultades con energía y obligó a los cristianos a seguir manteniendo sus compromisos. De este modo el regente de León, Mendo González, Sancho de Castilla y Ramón Borrel de Barcelona tuvieron que pagar parias al nuevo dirigente de al-Andalus, lo cual les hizo darse cuenta de que Abd al-Malik no era un gobernante débil y era un digno sucesor de su padre, aunque no tan inteligente.

Por lo que respecta a Córdoba el propio califa, entregado a una vida disoluta en la corte, se negó a cambiar las normas que habían regido su gobierno y declaró en la mezquita mayor que entregaba la plena autoridad a Abd al-Malik. Por tanto al igual que Almanzor el poder de su hijo fue absoluto durante todo su gobierno y se puede afirmar que el régimen fundado por Almanzor se prorrogó durante el gobierno de éste.

Desde el primer año de su gobierno Abd al-Malik demostró que poseía un marcado carácter guerrero, general experimentado, fue más duro que su antecesor, ya que desde su juventud había participado en numerosas campañas y la guerra era parte esencial de su existencia. En 1002 lanzó un doble ataque contra León, desde Galicia y directamente sobre este reino desde su frontera, aunque no obtuvo los resultados esperados, ya que León recibió la ayuda de los condes de Castilla y de Saldaña, los cristianos profundamente divididos, se vieron obligados a desembolsar una suma importante de dinero y se comprometieron a proporcionar hombres en las sucesivas campañas emprendidas por el amirí, por este motivo figuran nombres leoneses en la expedición llevada a cabo por Abd al-Malik en contra de Cataluña en el año 1003.

La expedición contra Cataluña se llevó a cabo para frenar las ansias expansivas del conde de Barcelona Ramón Borrel que apoyado por su hermano Armengol, conde de Urgel, intentó acrecentar su reino a costa de territorios musulmanes. Abd al-Malik logró detener al conde catalán y le obligó a firmar la paz. A pesar de esta victoria se podía adivinar un cierto debilitamiento del poder militar del califato, ya que los golpes sufridos por los reinos cristianos eran menos contundentes que en tiempos de Almanzor. De este modo muchos reinos del norte peninsular se volvieron más audaces en sus acciones, como es el caso del conde de Castilla, Sancho I García el de los buenos fueros, el cual apoyó al regente de León frente a Abd al-Malik y años después, mientras las campañas musulmanas se dirigían a Ribagorza, en 1006, inició una política de alianzas para asumir la responsabilidad de la resistencia. En 1007 Abd al-Malik se apoderó de Clunia y recibió el título de al-Muzaffar ('El Victorioso'), pero los frutos de política de Sancho se verían en la campaña de 1008, donde los ejércitos de Abd al-Malik sufrieron una tremenda derrota.

En el otoño de 1008, tras la amarga derrota, Abd al-Malik regresó a Córdoba aquejado de una grave enfermedad que le condujo a la muerte el veinte de octubre de ese mismo año. Se ha especulado con que su hermano y sucesor, Abd al Rahman ibn Sanchul, le envenenó para hacerse con el poder, aunque esta teoría no está demostrada.

Bibliografía

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  • JOVER ZAMORA, J.M. (dir). "España musulmana (711-1031)", en Historia de España. Menéndez Pidal, vol. IV. Madrid: Espasa Calpe, 1994.

  • MARTÍN, J.L. "La España medieval", en Manual de Historia de España. José Luis Martín, vol II. Madrid: Historia 16.

Autor

  • Cristina García Sánchez